¿Quién llama a José Saramago?

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‘Quien se llama José Saramago’, de Karlik Danza-Teatro y Teatro Das Beiras, con la dirección de Cristina D. Silveira y la interpretación de Jorge Barrantes, Sílvia Morais, Elena Rocha y Tiago Moreira fue representada el 23 de agosto de 2022 en el Espacio Afecir dentro de la jornada inaugural de la 25 Feria de Teatro de Castilla y León en Ciudad Rodrigo.

José entró en la pequeña sala, saludó, se sentó frente a mí, plegó cuidadosamente los folios del discurso,  los guardó en el bolsillo interior de su chaqueta, se sirvió un vaso de agua y me preguntó nervioso por algunos detalles. Después, saltamos de tema en tema durante veinte minutos hasta que entraron a buscarlo. Salió de la pequeña habitación  y volvió a ser para mis siempres José de Sousa Saramago. Soy el único que puede recordar esa conversación ya borrosa en el tiempo y seguro que completada con mil detalles que no ocurrieron así. 

En apenas cuarenta y ocho horas, Jorge Barrantes y Elena Rocha han pasado de ser Eteocles y Antígona niña en Mérida a dos reflejos de Saramago, del imponente Teatro Romano de Mérida a la íntima Espacio Afecir de la Feria de Teatro de Castilla y León. Si el domingo formaron parte del elenco de “La tumba de Antígona” que sirvió para clausurar el Festival de Mérida, el martes comparten escenario con Sílvia Morais  y Tiago Moreira en ‘Quien se llama José Saramago’ también bajo la dirección de Cristina D. Silveira y la producción de Karlik Danza-Teatro, en esta ocasión junto con Teatro das Beiras

Dos universos propios, el de María Zambrano y el de José Saramago, vistos desde el prisma de Cristina D. Silveira, que junto con David Pérez, productor de la obra, llevan  treinta años al frente de esta compañía extremeña que en estos momentos dispone de nueve espectáculos en gira y que desde 2007 tiene su base de operaciones en el Centro de Gestión de Recursos Escénicos La Nave del Duende

“¿Qué? ¿Para qué? ¿Para quién?”, escribió José Saramago en su último cuaderno el dos de abril de 2009. Rui Díaz Correia y Cristina D. Silveira, autores de la dramaturgia, se preguntan también ¿Quién?. ¿Quién fue José Saramago?, tratando de reconstruir la cara del hombre a partir de los pequeños fragmentos de espejos rotos que deja una vida tras de sí. Saramago se convierte en infinitos heterónimos de sí mismo, a la marea de Pessoa. Portugués y español al mismo tiempo, el texto conserva las dos almas y los dos idiomas, que se entrecruzan, sumando significados y matices, como lo hace el fado con el flamenco, como lo hace ‘La leyenda del tiempo’ que sumaba a la letra de García Lorca la adaptación de Ricardo Pachón Capitán y ahora suma las palabras de Saramago, a las que Alberto Moreno y Nuno Cirilo dan vida musical. 

Fragmentos de textos y retazos de biografía. Un globo rojo, un barquito, un periodico al viento, el comunismo, la ceguera, una isla desconocida, el nóbel, el reflejo en una caverna convertida en pantalla, un planeta sucio, arrugado e informe, el amor, Pessoa, Camões y Lorca. Texto, proyecciones y danza. Cuerpos en movimiento y palabra. Toda vía exploratoria es válida para tratar de descubrir “¿Quién? ¿Qué? ¿Para qué? ¿Para quién?” de José Saramago, del fallecido el 18 de junio de 2010 en Tías y del que sobrevive eterno en sus libros. 

Cristina D. Silveira crea una biografía en forma de poema textual y visual, asomándose a los abismos profundos de la complejidad humana. Los cuatro intérpretes son Saramago, pero sólo su suma lo perfila tímidamente. El rey, la limpiadora, el capitalista y tantos otros personajes que irán habitando el escenario sirven para como contrapunto, como apoyo para asomarse al alma de Saramago. 

Retornan los blancos, negros y rojos, la música en directo, la danza de cadencias, la expresión corporal significativa, las proyecciones usadas casi como videomapping, los personajes que se multiplican en distintos planos de las escena, el simbolismo profundo de los objetos, los músicos en directo que están pero flotan sobre la escena. Mimbres del universo dramático de Cristina D. Silveira que vistos de nuevo tan sólo cuarenta y ocho horas después cobran el protagonismo del común denominador. 

Humilladero, Marinaleda, Arganda del Rey o Majadahonda son sólo algunos de los lugares que tienen un instituto de educación secundaria con el nombre de José Saramago. Quizá así, en frío, no sea la obra más adecuada para que los adolescentes descubran al gran autor portugués, pero acompañado de talleres de lectura previo, ‘Quien se llama José Saramago’ puede servir de umbral a muchas puertas. Puertas que las obras simple, planas, bienintencionadas y hagiográficas, con las que tantas veces se intenta fomentar la lectura,  jamás abrirán. 

Texsto de josé An. Montero y fotos de María Ramos para La Circular.

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