
Conversamos con Carlos Zorromono, uno de los impulsores de este proyecto, habla de emprendimiento rural y expone el problema de la escasez de viviendas en alquiler.
En 2018, un grupo de jóvenes artistas decidió asentarse en Nalda (La Rioja). Con la ayuda de la Asociación Panal y la Cooperativa Agrícola de Nalda convirtieron un almacén en desuso en el nuevo Espacio Comün Nalda, un laboratorio de creación artística.
Espacio de trabajo para artistas, pero también cursos y exposiciones. Arte de vanguardia y tradiciones como la Jornada de la Ciruela Pasa de Nalda. Arte y artesanía fundidas en este espacio común donde se potencia el asociacionismo, el desarrollo rural, la gastronomía o las iniciativas ciudadanas, trabajando con el barro, el fuego y los hornos artesanales.
¿Por qué surge esta iniciativa en Nalda?
Nalda es un pueblo totalmente resiliente. Ya tenían un movimiento asociativo desde finales de los años 70 con un cura obrero que donó a la juventud una iglesia de finales del Románico para que se utilizase como un cineclub y que se realizasen ahí jornadas culturales.
Toda esa gente que vivió esa época, que escribía sus periódicos y hacía esas jornadas, ha ido dejando paso y generando diferentes quintadas y generaciones de personas en Nalda que cuidan de su patrimonio y su comunidad. En muchos casos, tienen más fuerza que el alcalde o la alcaldesa. Y eso también es interesante, que partan las cosas desde abajo.
¿Cuál es el origen de este proyecto artístico en el medio rural?
El gen viene dado de dos asociaciones de Nalda. Una es la Asociación Panal, que trabaja por la protección del patrimonio material e inmaterial de su entorno. Y otra es El Colletero, que busca generar nuevos yacimientos de empleo en el mundo rural.
Creemos que el arte puede ser una herramienta contra la despoblación. Ahora mismo en el Espacio hay 13 artistas, aunque los dos grandes problemas siguen siendo la vivienda y el empleo. Si hubiera vivienda con alquileres sociales, seguramente Nalda tendría trece familias más.


La pandemia parece haber conseguido que muchos artistas descubrieran el mundo rural
Tanto los artistas como el público van buscando espacios donde se pueda estar a gusto y se pueda trabajar bien. La pandemia ha sido un resorte importante para esta conexión. Por ejemplo, en otro momento hubiera sido imposible el proyecto de Sierra Sonora en Viniegra de Abajo, pues durante la pandemia han conseguido programar grupos a nivel nacional en un aforo pequeño, donde se respetaba tanto el ambiente de pueblo como a sus vecinos, potenciando la economía local y generando una cultura de calidad, una cultura lenta, un intercambio entre lo rural y lo urbano.
No suelen asociarse arte de vanguardia y mundo rural
El arte sigue siendo arte, da igual si procede de lo rural o de la ciudad. Al final hay distintas formas de hacerlo. Hay agricultores con mucho arte, que con su sabiduría tradicional generan elementos escultóricos con los que engalanar su finca. Da igual que sea rural o urbano, al fin y al cabo es utilizar materiales para contar algo, un sentimiento, una pregunta o cuestionarse algún planteamiento. A veces los materiales llegan a etiquetar la forma, pero no tendría por qué.
¿Cuál ha sido la evolución del proyecto de Espaciocomün?
El pueblo necesitaba un espacio para crear y ahora lo tiene. En estos momentos, somos tres personas del pueblo las que estamos trabajando en él, y hay que sumar otras diez personas que vienen de otros puntos de Logroño. Algunos de ellos regresaron desde Madrid o Barcelona buscando algo más de calma y estabilidad económica.
Para el proyecto ha sido vital el apoyo de la cooperativa y de la propia gente de Nalda, que intentamos que visiten y utilicen el espacio. Abrimos la parte de arriba que funciona como un salón con exposiciones. Naiara Arrieta realizó una propuesta de pinturas e ilustración para el día de la Ciruela Pasa de Nalda y en primavera Juanma Martín realizará otra con sus cerámicas primitivas. Ahí vamos, creando encuentros y eventos para compartir experiencias con la gente del pueblo.


¿Cuál es el principal problema para que estos artistas acaben residiendo en Nalda?
La vivienda. Yo soy de Nalda de toda la vida y estoy reformando la casa de mis abuelos con mi padre y así poder tener una vivienda en el pueblo. Pero en los pueblos hay problemas de vivienda en todos los pueblos porque no hay alquileres. Hay casas en venta en los cascos antiguos de los pueblos, pero suelen pedirse precios altos que no podemos pagar. Pasan muchos tiempo deshabitadas y acaban cayendo, así se destruye el patrimonio de los pueblos.
¿Qué influencia tiene este Espaciocomün en el trabajo de Carlos Zorromono como artista?
Nalda me da espacio y tiempo. Parto de un proceso de trabajo bastante lento. Me gusta disponer de un campo de juego donde explorar, mover, pensar, rasgar, jugar, generando con ello una especie de ritual plástico. Hasta que voy llegando, a través de la mirada y el gesto, a cosas que me puedan parecer interesantes. Algunas las deshecho, otras las observo. Hace poco, vacié en el Espacio una obra que era un estrato, en tres días la he vuelto a llenar con diferentes materiales que he ido encontrando. Ayer me encontré medio coche en un contenedor y me lo subí al Espacio para empezar a plantearlo a modo de juego con diferentes elementos del territorio que me parecen interesantes. Luego es tiempo de observar y ver cómo van creciendo.


¿Cómo influye el medio rural en tu obra?
Durante la conversación he reparado en que el tema de la vivienda puede ser un eje central dentro de mi obra en el que no había reparado. Pero ahora, viendo las ganas que tengo de hablar del tema lo veo claro. Digamos que puedo partir de esa ruina pero sin dramatizar demasiado.
Algunas de mis obras se mezclan con el sonido de la naturaleza o del agua. Estas últimas quizá gustan más para verlas en intimidad. Aunque luego, también hay obras que son bastante comunitarias, porque el mundo rural potencia la vida en comunidad, e incluso algunas justo lo contrario a la soledad, parten del ruido absoluto y poderoso del D-beat y el Hardcore. Me gusta mucho escuchar esta música durante el proceso creativo.
Entrevista para La Circular de Elena Satué y José An. Montero con fotos de Carlos Zorromono