
El diario siempre era la pieza clave de cualquier aventura. Lo primero que cada mañana entraba en la mochila de cualquier aventura. El compañero inseparable al que se revelaban todos y cada uno de los pensamientos por estúpidos que fueran.
Era el lugar que el capitán del barco esperaba salvar tras el naufragio, al que el condenado a muerte confiaba su absolución póstuma o al único que el gobernante mostraba sus dudas y debilidades.
Descubrir un diario de campaña es como dar con la llave que abre una puerta a la intimidad ajena. En la exposición #rupestre que se puede ver estos meses en el @marqalicante podemos ver algunos diarios de campo de los primeros que tras miles de años volvieron a situarse frente a las pinturas rupestres y nos colocan junto a ellos en esos momentos mágicos.
En estos tiempos en las que estamos a punto de abandonar el papel quizá también estemos a punto de olvidar parte de nuestra esencia humana. Seguimos en el camino.
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[…] Este artículo se publicó el 21 de septiembre de 2018 en Espacies […]
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