
El próximo martes, 19 de junio a las ocho de la tarde se presenta en la recién reabierta Sala Iberia la exposición Cuenca [in]accesible por naturaleza organizada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha coordinada por un equipo arquitectos de Demarcación de Cuenca del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-la Mancha (COACM_Cuenca).
En esta exposición podremos encontrar un repaso por las distintas iniciativas de remontes mecánicos que se han planteado para la ciudad de Cuenca a lo largo del tiempo. Desde funiculares subterráneos a elevadores, los proyectos que se exhiben son de todos los gustos y presupuestos. También una propuesta para la Muralla, Paseo Fluvial y Primer Remonte –Bases para un Concurso- en la que han trabajado treinta profesionales estudiando las características paisajísticas, arqueológicas, geológicas, topográficas, arquitectónicas.
En Especies de Espacios hemos tenido la oportunidad de entrevistar a cuatro de los arquitectos responsables del proyecto Cuenca [In]accesible, Carmen Mota, Fernando Olmedilla, Yanira Huertas y Nacho Vignolo.
Cuenca [in]accesible pretende pasar de la poesía a la realidad y conectar esas dos ciudades imposibles que son las dos Cuencas. Tender puentes, ascensores, escaleras o alfombras mágicas. El caso es caminar juntos hacia una nueva manera de sentir la ciudad.
Quisimos comenzar la entrevista con un pequeño homenaje a Las Ciudades Invisibles de Italo Calvino, porque el proyecto que queremos conocer hoy es un proyecto lleno de poesía, cocido con mucho amor y mucho esfuerzo y en el que se han cuidado hasta el extremo todos los detalles técnicos, pero también simbólicos y poéticos.
De dos maneras se llega a la ciudad de Cuenca: se llega subiendo o se llega de frente. Y Cuenca es diferente para el que viene desde la Sierra y para el que sube desde la ciudad nueva.
El que viene de la ciudad nueva ve en lo alto la montaña con sus rascacielos construidos como si fuera un patchwork de ladrillos, las antenas de las casas, los baños colgantes, las ropas de colores goteando al vacío, sabe que en esa ciudad vive gente, y que le miran desde arriba, quizá riéndose como va sacando cada vez más la lengua buscando algo de oxígeno mientras sube lentamente por la empinada ladera.
Los que llegan por el camino de San Jerónimo, vem la ciudad allá al fondo, entre la neblina, como si estuviera flotando en un mar de piedra o como si uno formara parte de una caravana de camellos que llegá a una Samarcanda desconocida. Allí enfrente, en la ciudad Medieval habitan los dioses y los héroes. Todavía deben existir los seres mitológicos y la gente debe caminar sobre monturas variopintas de las que cuelguen odres y alforjas de frutas confitadas.
A Cuenca, desde siempre, se llegaba de dos maneras distintas. Muchos soñaron con llegar a Cuenca de otra manera distinta y unir estas dos formas de entender la ciudad. Quizá tendiendo la mano amable y alzándonos cariñosamente hasta sus entrañas, o quizá cabalgando sobre los lomos amables de una escalera mecánica. Hasta ahora sólo fueron sueños ilustrados.
¿Qué nos podremos encontrar en la exposición que se inaugura este martes en el antiguo Hotel Iberia?
Nacho Vignolo.- Se habla de los antecedentes, de los cuatro remontes que unen, la intervención de la muralla; y, también se habla de la propuesta que parece que sale adelante y la hemos llamado Zóbel, como una explicación de lo que van a ser las bases técnicas par que este proyecto pueda llevarse a cabo, es decir, nuestra propuesta no es un proyecto que se pueda construir mañana sino que es un anteproyecto que dice que hay que intervenir y se exponen las actuaciones y su viabilidad. Se ha hecho un estudio geotécnico de una zona muy sensible donde hay una pared rocosa y donde hay edificios cercanos. También se ha estudiado patrimonialmente, arqueológicamente y medioambientalmente. Todo esto se expone para que sirva como punto de partida para licitar un proyecto que tenga que venir otro equipo a redactar y en el que esperamos que se cuente con los mejores equipos nacionales e internacionales.
Yanira Huertas.- Estará abierto desde el día 19 hasta el 29. Está destinada para todo el público y la sala es completamente accesible. Está diseñada para los conquenses y para la gente que venga de fuera, para amantes de la cultura y del arte, interesados en el patrimonio. Va a ser una exposición bastante completa porque recoge algunas de las conclusiones que se esbozaron en el trabajo anterior y todo el recorrido que hemos hecho para llegar hasta aquí. También vamos a explicar la actuación global, la muralla también ha sido nuestro hilo conductor y establecer las puertas del siglo XXI, para nosotros los cuatro remontes como nuevas puertas unidos a través de una muralla que se trataría para que cobrara valor y para hacerla visible puesto que está muy desdibujada y casi maltratada. Todo eso unido por un parque lineal y un paseo que tendría una parte urbana y fluvial y una zona que estaría constituida con un tratamiento en las antiguas sendas.
Yanira Huertas.- Primero el análisis y la exposición. Hace más de un año, se hizo una exposición en la que analizamos las propuestas anteriores y propusimos una serie de ejemplos a nivel nacional para ver cómo se podría resolver este problema con expertos que han venido para mostrarnos cuál puede ser el camino, para que pudiéramos valorar que tipo de actuaciones se pueden llevar a cabo en este caso.
Este proyecto es distinto porque desde un primer momento lo que hemos ido recopilando lo hemos mostrado a la sociedad y les hemos dado la oportunidad de dar su opinión. Nos reunimos con todos los colectivos que pudimos y tuvimos un libro de firmas en el que adultos y niños escribían sus inquietudes y qué es lo que desearían para Cuenca. Todo eso unido a una voluntad y una ilusión tremendas, han hecho que no queramos repetir todos los antecedentes de proyectos para la ciudad.

¿Cuál es el origen de este proyecto?
Carmen Mota.- Este proyecto nace de una colaboración entre la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la escuela de arquitectos de la región y nació hace un año y unos meses. Se nos selecciona para formar un equipo que estudiará la mejora de la accesibilidad al casco antiguo.
Nosotros planteamos una manera diferente de hacer las cosas y es que llevamos ochenta años intentando mejorar esta situación. En el caso de Toledo, tiene un ejemplo que es memorable que son las dos escaleras mecánicas, de hecho, ha sido premio nacional. Ellos al tercer intento lo hicieron, nosotros llevamos quince con el nuestro.
Entonces, pensamos que si queríamos conseguir algo distinto, debíamos hacer algo diferente.
Nacho Vignolo.- Había que hacer las cosas de otro modo. No es que se haya dado de lado al casco porque propuestas ha habido, sino que estas propuestas no han sido buenas o han sido demasiado complicadas. Pensamos que si hacíamos otra propuesta más, al final, se iba a quedar en un cajón con el resto de propuestas. Comenzamos haciendo un proceso de análisis de todo lo que se hizo antes porque sabíamos que esos proyectos tenían cosas buenas y cosas que mejorar y, además, eran antiguos por lo que había que actualizarlos. También, contábamos con un plan especial del casco antiguo que es un documento brillante. Primero, había que filtrar toda esa documentación previa para ver qué se podía rescatar.
Fernando Olmedilla.- Ayudará sin duda pero para poder tener esos vecinos y no solo turistas, tiene que ser un elemento funcional. En el casco tenemos ascensores, pero están cerrados. Tenemos el caso del parking de Torre Mangana que está disponible al público y podría estar siendo usado por todos, en general. Todas estas actuaciones cuando nosotros las hemos reflejado en un plano no han sido copiadas o evaluadas en dos días sino que los vecinos, los técnicos y urbanismo, entre otros, nos has aportado datos y hemos tenido que recabar información en la calle para estimar el número de viviendas en el casco y saber dónde se encuentran situadas para saber dónde poner ascensores que vayan a ser usados.
Carmen Mota.- El protagonista es el ciudadano pero no se puede dar la espalda al turismo, obviamente. Cuenca era una ciudad con vida en sus calles, con un intercambio cultural totalmente enriquecedor. El casco ha ido perdiendo vecinos para dar paso a construcciones privadas. Todo ello unido a un casco incómodo e inaccesible y poco preparado para las necesidades que tenemos en la actualidad. Un casco sin vecinos, no hay subvención que lo mantenga. Cuando un edificio empieza a presentar problemas de ruinas o los vecinos luchan contra las grietas y las goteras, o el problema se extiende cada vez más y es nuestra mayor riqueza en Cuenca por lo que recuperar vecinos en el barrio es absolutamente necesario.
¿Han sido muchos los intentos de unir las dos partes de nuestra ciudad?
Nacho Vignolo.- Han sido catorce desde mediados del siglo XX. En 1940 se llevó a cabo el primero. Aparecen las primeras manifestaciones de intentos de conectar la ciudad antigua con la nueva.
Carmen Mota.- El casco antiguo precisamente se plantea para ser inaccesible. Las necesidades y virtudes de la ciudad actual no son las de antaño porque era una ciudad fortificada que evitaba los asaltos. Queremos superar esa inaccesibilidad. Por ejemplo el puente de San Pablo es contemporáneo con el elevador de Santa Justa, es del año 1903 y es una prueba de que hay maneras de superar esa inaccesibilidad que en su momento fue una virtud, con medios actuales.
Fernando Olmedilla.- Hemos dejado de vivir en el casco. La vida allí sigue gracias a la gente que continúa viviendo allí y a las actividades que se realizan. Las viviendas que allí se sitúan requieren de otra tipología de actuaciones ya que no están hechas de los mismos materiales que utilizamos a día de hoy. Quería retomar el nombre de Cuenca inaccesible nace con la notoriedad de ciudad en el casco antiguo que es inaccesible por su propia naturaleza. Se eligió esa ubicación pero la necesidad actual humana necesita una ciudad accesible y poco a poco se está consiguiendo con el apoyo de todos los ciudadanos.
Este artículo esta extraído de la entrevista realizada para la Revista Sonora #Espacies16: Cuenca Futura el 12 de junio de 2018 en el plató de radio de la Facultad de Periodismo del Campus de Cuenca. Esta entrevista fue realizada por José An. Montero con fotografías de Laura Higueras.