
Brun I
Por María Vecina
Ángela Brun asistió como invitada el pasado martes 24 de mayo a Especies de Espacios, un lugar para todo tipo de artistas, desde los poetas más emblemáticos y transgresores hasta los pintores más vanguardistas. Ella se define a sí misma como multidisciplinar, pues dice que no todo requiere siempre de la misma técnica, sino que cada cosa, objeto o persona tiene unas características distintas y necesita por lo tanto algo diferente. “No me gusta definirme, eso te cierra fronteras”, así arrancó esta entrevista a la joven artista Toledana de 30 años.
Simplemente explica que decidió estudiar Bellas Artes por pura vocación, sino haces lo que te gusta no puedes disfrutarlo. Se identifica mucho con el surrealismo, aunque como era de esperar no es con la única corriente con la que trabaja. Sobre todo, centra su arte en la política y en temas sociales de actualidad. Cuenta que hace mil cosas al día y tiene numerosos trabajos, pero puede que un día se levante y ya no los tenga, nunca sabe lo que el futuro puede depararle en una profesión como la suya. “No intento trasmitir nada exactamente, ni busco la emoción del público al ver una obra mía, únicamente me dedico a contar algo que ha pasado y mañana puede que ya no le interese a nadie”. Dice que hoy en día el arte no está lo suficientemente valorado en nuestro país, ya que, si ni siquiera se valora la educación o la sanidad, muchos menos el arte. Según nos cuenta, el gran problema que tiene este país es que hay una desgana tremenda y un pasotismo abrumador, la gente no quiere descubrir cosas nuevas y mucho menos indagar en las antiguas, nadie quiere implicarse en aprender.
Hay una diferencia muy notable cuando el arte se convierte en mercancía y no en lo que realmente es, pasión y entusiasmo. Cuando un autor intenta por todos los medios venderte una obra para un fin económico o cuando te interesa contar algo que de alguna manera llegue a la gente y le transmita algo, por muy pequeño que sea.
Gracias Ángela por participar en este rincón artístico que con tanta ilusión y mimo hemos creado para todos aquellos que aman y disfrutan lo que hacen con pasión. Hoy nos has mostrado un trocito de ti, esperemos conocer mucho más.
Brun II
Por Ángela Brun

Ángela Brun nace en Toledo en 1988. Se define a sí misma como artista multidisciplinar. Es Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Mancha y ha venido participando en varios eventos culturales y exposiciones colectivas, unas veces como vocal-performer y otras como artista plástico. Para ella, las artes son la Zona Cero donde poder expresarse como un volcán dentro de una semilla portada en el pico de un ave que planea, a su libre albur, por el aire. María Vecina entrevista a Ángela Brun.
Brun III
Por Jose An. Montero

He tenido que escuchar muchas veces a Patti Smith hasta no tener nada que decir sobre Ángela Brun. He tenido que recorrer muchas calles de París de la mano de La Maga hasta confundirlo con el Londres de Ángela Brun. La idiotez, como dijo el maestro, debe ser eso. Entusiasmarse por algo hasta no poder difuminar los detalles. Dejar pasar el tiempo hasta olvidarte de las palabras concretas.
Ángela Brun apareció con aire de diva en nuestro plató de radio, cargaba con un ramo de flores, creo que rosas, y se sentó al micrófono deseando acabar de una vez con este protocolo que no parecía interesarle lo más mínimo. Ni ella sabía nada de nosotros, ni nosotros de ella. Por eso la recibimos con música de jazz romántico. ¿Por qué deberíamos de importarnos mutuamente? No estaba dispuesta a ser la telonera de nadie y mucho menos a perder el tiempo con convencionalismos. La entrevistadora cometió el error de sentarse a su lado y la poeta la desafiaba leyendo y contestando la pregunta siguiente en lugar de la formulada. La artista contra la crítica. A respuesta dada, pregunta ignorada. Era el momento de romper los papeles y lanzarse al vacío de los márgenes. Ya no hubo marcha atrás y fuimos capturados por el que tiene algo importante que decir. Abrimos la jaula sin querer y nos salimos de ella. Sin red y sin retorno posible. Hasta ahí lo grabado que se puede escuchar en el podcast. Interesante como preludio.
Desde ese momento en adelante todo es vértigo. Una sesión de fotos sobre una proyección de sus propios vídeos y de los ajenos, rompiendo los límites de lo filmado y lo real. Notar las venas latir, una y otra vez. Un corazón enloquecido que hincha las venas de la garganta hasta hacerlas explotar mientras las manos se llenan de tierra. Volver al principio, a la duda primigenia. Regresan las rosas rojas al centro de la escena para ser plantadas sobre baldosas baldías. Llenarse los pies descalzos de una tierra arcillosa y lejana que se desparrama sobre el suelo. Y la artista, vestida en ceñidos encajes negros, tensa el cuerpo mientras recita versículos de una Biblia desconocida y trata desesperadamente de sujetar las flores a sus tallos rotos con cinta aislante. Hijos de un mundo que cree ciegamente en soluciones ridículas. Entonces llora o canta o reza o sufre o ama o odia frente a la locura de esas flores remendadas. Canta mezclando las lenguas frente a la última luz del mundo. Una energía primigenia sale de dentro y algo encerrado parece escaparse por la garganta. Algo terrible está a punto de ser revelado. Quizá perdimos en ese momento el sentido. Quizá acabamos sintiendo la tierra entre los dientes haciendo imposible unirnos a su canto. Y no hubo final ni aplausos. Es posible que todo quedase suspendido en el aire para siempre.
La artista-poeta-cantante salió de escena. volvió sin flores rojas y sin mallas de encaje. De vuelta a su humanidad frágil. Escondida bajo un vestido al que trataba de eliminar restos de tierra imaginaria o de pétalos invisibles. Una parte de su cerebro empezó a escuchar la voz de Dionisio Cañas y una palabra salió de la boca del poeta, recorrió la sala y fue a escribirse sobre las venas hinchadas de su muñeca: Poetariado. Unas letras que no podían parar quietas porque debajo de ellas circulaba un océano de otras letras que seguían circulando por su interior.
Es posible que esto nunca haya ocurrido y todo sea fruto delirante de una semilla caída en surco de asfalto. Me rindo. No soy capaz de escribir sobre Ángela Brun. Es mejor que allá donde te la cruces te sientes a escuchar lo que tenga que decirte. Si quiere.

Una entrevista realizada por Laura Higueras, María Vecina y José An. Montero. Fotografías de Laura Salmerón, Ricardo Culebras y Sergio Rubio.
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[…] que el artículo sobre la artísta multidisplinar Ángela Brun ha sido uno de los artículos a los que más vueltas le he dado durante la primera temporada de […]
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