
Nunca seré lo suficientemente flamenco para distinguir sus palos y sentir su pureza. Tampoco sé si Tomatito está dentro o fuera del santoral canónico. Sólo sé que a los genios hay que ir a verlos siempre que se pueda. Tantas veces como haga falta porque cada vez que acudas encontrarás un recuerdo y los buenos recuerdos no tienen precio. Pasamos la vida coleccionándolos.
Ayer Tomatito nos dejó recuerdos bajo la sombra de esa luna creciente que se apoderó del Teatro Auditorio de Cuenca. Su guitarra necesita de mucho repertorio de adjetivos para ser definida, pero mi flamenco no llega para tantos requiebros.
Tomatito es ese hijo tímido de los dioses flamencos que un día encontró en la guitarra la excusa perfecta para que hablasen sus manos en lugar de su boca. Esa timidez con la que empatizamos y que se convierte en esplendor cuando las cuerdas no son vocales.
Sólo Chronos sabe los recuerdos que nos dejará este concierto. Quizá todo quede resumido en una brisa que cruzó el escenario durante la interpretación de Two Much, esa canción que publicó junto con Michel Camilo en el disco “Spain” hace casi veinte años. Veinte años. Cuarenta los tiempos en que acompañaba a Camarón. Casi diez desde que cayó Morente. Cinco desde que nos dejó Paco de Lucía.
Tercera canción. “Two Much”. En el escenario Tomatito sólo con su hijo José del Tomate en un muy discreto segundo plano. Tres sillas vacías y la omnipresente luna creciente que por momentos es capaz de volver rojo el cielo. Transcendemos el universo flamenco para irnos más allá. La guitarra nos transporta y nos lleva a otros lugares. Las sillas parecen ocuparse por los amigos que se fueron. Por el escenario cruza la brisa que nos trae recuerdos. Nos trae una ventana abierta a la mañana con una voz que canta por Camarón mientras se airea la noche. Nos trae el recuerdo de un jardín en el que un público tímido no pide un bis a Morente sin saber que esa habría sido su última canción. Cruza el escenario un rumor del concierto de Paco de Lucía al que nunca fuimos. También llega el olor del mar y nos viene a la memoria la sonrisa sincera con el amigo lejano. Noches de Cartagena en las teclas del piano de Michel Camilo. Flamenco que no me suena a Lorca, sino que hoy me trae a la mente aromas de Neruda.
Todo eso en apenas una canción. A los grandes hay siempre que ir siempre a verlos. Son los que llenan nuestra alma de recuerdos.
Tomatito actuó en el Teatro-Auditorio de Cuenca el 23 de febrero de 2019 acompañado de José del Tomate como segunda guitarra, de Santiago Cortiñas y Morenito de Illora al cante y de Israel Suárez «Piraña» a la Percusión. También iba acompañado de un bailaor cuyo nombre se perdió en un susurro de Tomatito. La foto pertenece al concierto de Tomatito y Michel Camilo en La Mar de Músicas el día 17 de julio de 2017.
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[…] Este artículo fue publicado el 24 de Febrero de 2019 en Espacies […]
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