Santiago Yubero: “Hay que luchar por los sueños y da igual si se gana más o menos, a veces no todo tiene que ser práctico”

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Santiago Yubero Jiménez es catedrático de Psicología Social y subdirector del del CEPLI. Codirige el máster de Promoción de la lectura y Literatura Infantil y es director de la revistas Ocnos. Su recorrido anterior se centró en ejercer como profesor de Educación Primaria, etapa que comenzó a principios de los años ochenta. Fue en estos años cuando conoció al hombrecillo de papel y al hombrecito vestido de gris, y vivió sus aventuras junto a sus alumnos en la escuela. Unos años más tarde, tuvo la ocasión de conocer al autor de los libros: Fernando Alonso. Desde entonces, se ha fraguado una amistad que les une en viajes y proyectos para hacer que los niños gocen de la lectura.

Es importante no solo hablar de las revistas científicas como tal, sino también del CEPLI, pues el campus de Cuenca, la editorial universitaria y la revista Ocnos no serían nada sin este centro de estudios. Se puede hablar por tanto de que la revista Ocnos es ya un referente científico en la UCLM, por ser la publicación electrónica con más reconocimiento en todos los campus castellano manchegos. El nacimiento de este proyecto se dio en a través del CEPLI con un proyecto común entre ambas instituciones. “El objetivo que teníamos era promover la lectura y literatura infantil y nos dimos cuenta que, posiblemente, aparte de hacer todas las cosas que hacíamos, necesitábamos comprobar si podíamos llegar a tener una revista que pudiera estar en los índices de impacto científicos más importantes del mundo de la lectura. Esto fue un reto realmente” explica Yubero. Cuenta, además, que al mismo tiempo que Ocnos comenzaba a crecer se dedicaban a hacer literatura infantil y querían barajar las mismas cartas que juegan las ciencias, que finalmente resultó un “reto conseguido”.

En la actualidad, Ocnos es la revista mejor indizada del mundo en castellano sobre el ámbito de la lectura y ha obtenido el sello de calidad de la FECIC (Fundación Española de la Ciencia y la Tecnología). Un proceso, sin duda, demasiado costoso y que ha supuesto un cambio en la revista que en los últimos años ha dejado el papel para trasladarse a la web, donde todo aquel que quiera puede acceder fácilmente y leer los artículos disponibles. Yubero explica que “estos pasos son fáciles en las revistas científicas, pero no lo son tanto en las literarias, porque la edición y la publicación de las cosas tienen que tener una estética. Tienen que tener un cuidado especial, sobre todo en papel. Nosotros tuvimos que cambiar ese concepto. Al principio era una revista muy bien editada y con mucho contenido, pero tuvimos que cambiar todo esto, algo que nos costó muchísimo, pero es lo que demandaba la sociedad en ese momento”.

Es difícil mantener una revista científica sin expertos en documentación. “Cuando alguien decide abrir una revista, piensa que se puede montar con gente que maneje los contenidos y poco más, pero lo cierto es que la realidad no es así” explica. En la actualidad, los documentalistas son clave, por eso la incorporación de Sánchez Sánchez a la plantilla “fue fundamental”. Pero, ¿cómo funciona realmente una revista científica? Ante todo, con mucho rigor. Una vez que llegan los artículos se realiza una primera selección por parte del director, para sacar el contenido de mejor calidad. El artículo seleccionado, pasa a los revisores, quienes hacen informes positivos o negativos, que posibilitan o denegan, respectivamente, la publicación del mismo. Es importante considerar que el 80% de los artículos son rechazados, es decir, de cada diez enviados solo se publican dos de ellos.

Por su parte, el CEPLI es un caso específico al tener no solo el sello de calidad en la revista, sino también por su colección de libros con Ediciones Arcadia, única en obtener una mención europea. Así lo explica Yubera al decir que lo único que se planteaban en primer momento era que lo que hicieran tenía que tener calidad. “Siempre hemos trabajado bajo la idea de que todo lo que hagamos no tiene que ser provincial, ni siquiera regionales. Para que las cosas funcionen tienen que llegar a gente que estén en otros lados, que son los que tienen que valorar realmente si lo que tienes merece la pena o no sacarlo a la luz. Cuando hacemos una guía no solo nos planteamos si funciona aquí, sino si lo hace en Colombia, en Londres, en Brasil o Italia”. También asegura que ha sido cuestión de suerte, pues “sin suerte, es difícil avanzar”. La suerte, en ocasiones, se encuentra en saber con quién eliges seguir tu camino, es decir, qué contactos decides tener, y saber trabajar en equipo. “Siempre tenemos una respuesta positiva y trabajamos no solo por nosotros, sino por la Universidad” así lo argumenta el director.

Si viajamos a los inicios del CEPLI, Yubera y su compañero Pedro Carrillo fueron los fundadores de este proyecto infantil, pues ambos pertenecían a ámbitos relacionados con la práctica de la lengua y literatura. “Todo comenzó cuando Pedro y yo comenzamos a colaborar con el Diario de Cuenca con una página de literatura infantil durante muchos años. En ese momento, el director del periódico decía que hacer eso era de locos, pero ellos creyeron en la idea porque al haber participado en colegios pensaron que tendría cierto nivel educativo” explica. Después, con el apoyo del primer rector de la universidad, Luis Arroyo, consiguieron la biblioteca de Carmen B. Villasanta, a partir de ahí se montó el máster y así fue como se fueron incorporando personas muy valiosas (pedagogos, psicólogos, maestros, bibliotecarios) y nuevas iniciativas al equipo.

Hay dos claves para que el CEPLI sea reconocido haya donde va. La primera de ella es la rigurosidad y la segunda generosidad. “Tenemos buenas referencias en la calle porque la gente entiende que nosotros somos generosos y rigurosos con nuestros trabajo. Un ejemplo es que nosotros fuimos los primeros en montar el máster, que posteriormente se ha implantado en otras universidades como la de Barcelona o Zaragoza, y ellos vinieron aquí para que les enseñasemos como hacer el máster. Y ahí está nuestra labor solidaria”. Por su parte, el CEPLI tiene dos líneas de trabajo, la de la lectura y la del patrimonio. “Ahora lo que perseguimos es la línea progresiva de masa ascendente en torno a la tradición popular. Hay un congreso en octubre muy importante, donde vienen siempre los mejores profesionales de España y América Latina. Además, en junio tenemos otro congreso sobre el Ecosistema de la Lectura, donde vienen Martín Garzo, Paco Roca o Daniel Cassani” comenta.

En otro orden de cosas, el Premio Luna de Aire de literatura, asociado con el CEPLI y centrado en la poesía y la ilustración, tendrá lugar en las próximas semanas. Todos los años, estos premios abren las puertas a un nuevo artista. “Al principio tenía una cuantía mayor y se pensó que debería ir asociado a una editorial. En la actualidad, está unido a una editorial y vamos avanzando en este proyecto también”. Sánchez aconseja a los jóvenes que “siempre hay que luchar por los sueños y da igual si se gana más o se gana menos, a veces no todo tiene que ser práctico”.

Texto de Jennifer Bernal. Fotografía de  Laura Salmeron Parra

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