Rocío Márquez y Bronquio, en nombre de la libertad

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En el pasillo de acceso a la Platea del Nuevo Teatro Circo de Murcia cuelgan antiguas crónicas de lo acontecido en su escenario cuando este espacio llevaba por nombre Teatro-Circo Villar. Escuetas crónicas de estrenos y mítines escritas en hojas volanderas durante el siglo XIX y principios del XX con títulos como ‘El Liberal’, ‘Tiempo’ o ‘La Paz de Murcia’. 

En alguna de ellas podría rezar así: “Anteanoche se representó (cantó o interpretó) en él ‘Tercer Cielo’ de la Sra. Márquez y Sr. Gonzálo, que gustó mucho, por su impactante puesta en escena. Toda la interpretación estuvo salpicada de flamenco de muy buen género, que el público celebró. La Sra. Márquez estuvo a gran altura y sostuvo en continuo interés a la concurrencia. Cantó de tal modo que si no tuviese justa fama de buena cantaora, esta obra bastaría para acreditarla como tal. El Sr. Gonzálo también gustó en su respectivo papel”. 

Con esto podríamos dar por zanjada una crónica sin rozar la piel, sin tocar las llagas y pasando cualquier censura eclesiástica como era preceptivo a finales del siglo XIX. Pero con ello, no haríamos sino mirar hacia otro lado de la carga de profundidad que supone Tercer Cielo, mucho más allá de fusiones y nuevas propuestas musicales. 

En el patio de butacas del Nuevo Teatro Circo se dieron cita tres mundos diversos que apenas se rozan en ningún otro espacio público o político. En el centro del patio de butacas había una amplia representación de lo que podríamos denominar espectadores cultos de flamenco, probablemente abonados del festival que celebra este año su trigésima edición y que bajo la imagen de un cartel clásico reúne nombres como Fosforito, Duquende, Vicente Amigo o Ezequiel Benitez. Algunos incluso reflejaban cierta incomodidad ante la potente escenografía diseñada por Roberto Martínez

A un segundo grupo de espectadores, podríamos ubicarlos en ese indefinido grupo de adultos “modernos”, atentos a las últimas tendencias en modas y artes alejadas de las masas. Estaban donde tenían que estar. Y un tercer grupo, más minoritario, de gente bastante más joven, algunos con gorra, alejados del centro del patio de butacas, expectantes, incómodos en un teatro de terciopelos, como si usurparan un espacio que no era el suyo. 

Luces fuera. Foco a ras de suelo. Rocío Márquez en forma de serpiente, con todas las connotaciones que le queramos dar, arranca un festín para los sentidos. Un trabajo que trasciende lo recogido en el disco para convertirse en un espectáculo total que desgranan fantásticamente José Miguel Carrasco en Sevilla Disonante o Irene Domínguez en The Objetive. De pocos espectáculos se ha escrito tanto y tan bien como de este “Tercer Cielo”. 

Lo mejor, es que aún no se ha escrito todo, porque bajo la dirección artística de Emilio Rodríguez Cascajosa y Juan Diego Martín Cabeza, “Tercer Cielo” alcanza una dimensión obra de arte, en el que los actos se suceden cual tragedia lorquiana. La iluminación de Benito Jiménez se transforma en coro griego y el vestuario de Roberto Martínez se convierte en el color que transforma el significado del gran mar blanco por el que navega, flota, discurre, canta, baila y flota Rocío Márquez gracias a la coreografía y movimientos diseñados por Antonio Ruz

Fusión de talentos, de mundos, que acaban por confluir en esa inquietud universal tan contemporánea como es la pérdida de territorios de la libertad. Como la “Nada” de la Historia Interminable que con una desesperación ciega va atrapando a la Humanidad. Mujeres en Afganistán, las calles de sangre de Irak o Siria, los escombros de Ucrania, la pesadilla de una mente artificial que gobierne el sueño y la vigilia. Frente a ello, el verso de los poetas granadinos, Lorcas y García Monteros, la poesía orfebre de Carmen Camacho, los ritmos ancestrales que surgen de la máquina y la voz humana. La voz de Rocío surgiendo desde posturas imposibles. Gritos. San Agustín y San Juan de la Cruz. Caracol, Mairena y Vallejo. Morente. Sombras de la cueva de Platón y de Segismundo encadenado. 

‘Tercer Cielo’ es como esa cesta de cerezas que van entrelazándose unas con otra hasta tejer una malla de arte a la que poder lanzarse desde el vacío. El signo de los tiempos. 

Al final, unos y otras, los del jersey de pico, el vestido de diseño, la barba cuidada, la gorra, hasta acomodadores y acomodadoras en chandal de colores tuvieron que ponerse en pie, por necesidad vital. Entonces Rocío entonó en voz desnuda, como el alma humana ante el mundo, “¡Qué grande es la libertad!”. Así sea.

Rocío Márquez y Bronquio actuaron la noche del sábado 11 de febrero de 2023 en el Nuevo Teatro Circo de Murcia dentro de la gira «Tercer Cielo» y en el marco de la XXX Edición «Cumbre Flamenca» de Murcia.

Texto de José An. Montero y fotos de María Ramos.

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