
Este lema al que se agarran los artivistas postales los ha mantenido alejados de los circuitos comerciales y de la voracidad del capitalismo corporativo al que acaba sucumbiendo cualquier movimiento cultural. Predecesores del movimiento Creative Commons y del Software Libre llevan desde el principio de los tiempos postales haciendo de su arte una manera de dar un toque de atención al civilizado mundo en el que vivimos. Basta un sello al revés casual o intencionado, unas letras cruzadas superpuestas a otras o una letras al margen de la fotografía del paraíso para subvertir el mensaje. Creatividad se cristalizada y condensada en diez por quince centímetros a la que no ha podido resistirse ningún artista ni viandante. Un ojo infantil que miraba por la ranura de un buzón se convertía en una berenjena con sella postal en la edad adulta. Arte rebelde que circula por las venas del poder. Arte de mano en mano. Sin jurado, sin selección, sin dinero y sin retorno.
Foto de Alex Basha
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[…] Este artículo se publicó el 13 de diciembre de 2018 en Espacies […]
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