Fran Pintadera: “Creo más en la cultura del placer y mi placer es contar historias y escribirlas”

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Fran pintadera, narrador oral, director de teatro social y escritor de literatura infantil  vuelve con su libro “Hay que salvar a mamá”. Una aventura doméstica con moraleja que advierte sobre un acontecimiento muy habitual en el hogar proporcionado por los mismos padres hacia sus hijos.

Era una tarde lluviosa de otoño, viste de negro con una sudadera y vaqueros holgados, tiene una barba cerrada, usa gafas y lleva el pelo desarreglado. Tiene un tono de voz y una manera de ser amigable, en todo momento mueve sus manos, suele ser muy expresivo y comunicativo con ellas. El humor y la fantasía son las características que mejor lo definen. En su puesta en escena transmite un torrente de energía que cautiva al público, al  igual que sus relatos cargados de mucho ingenio y comedia. Su intención no es meramente vivir de la literatura, sino seguir su pasión contando historias y escribiéndolas. El éxito no le ha cambiado, y aunque no haga su trabajo con el fin de conseguir cosas después, dice que es cierto que un reconocimiento como los que están viniendo ayuda a que el trabajo sea más exponencial.

¿Qué te ha enseñado el arte de contar historias y como llegaste hasta el?

Llegue a contar historias primero siendo público muy fiel de cuentos, me gustaba mucho leer cuentos, tanto como para público adulto como para niños, y creo que fue lo primero que me despertó un poco de curiosidad e interés hacia lo que era la palabra contada. Lo que me ha aportado es mi manera de vivir, no solo un trabajo, sino que de pronto estar pensando en personas que no existen y personajes y demás que te acompañan como una esquizofrenia un poco escénica. Por otro lado, el vivir de lo que a uno le gusta, este trabajo me permite viajar mucho, conocer gente, y es una parte del trabajo que desde luego me encanta.

Su último libro titulado “Hay que salvar a mamá”, parte de la historia de dos hermanos asustados ante una extraña situación: mamá está atrapada dentro del televisor. ¿Cómo nació esta historia?

Como los padres a veces no pasamos el tiempo lógico y obvio con los hijos por estar mirando una pantalla, en este caso la del televisor, pero veo a muchos padres mirando la pantalla del móvil cuando tiene a su hijo al lado. Me daba esa cosa de la mirada del niño, cómo el niño podía ver a su madre atrapada de manera simbólica primero y después de una manera física como dice en el cuento dentro de esa pantalla. La idea era un móvil pero no me parecía literario meter el móvil allí y lo del televisor me pareció que daba más juego.

¿Cómo fue su primera impresión al ver terminado el libro?

En este caso me hizo mucha ilusión, sabía que quién lo iba a ilustrar seria Cecilia Varela. Vi parte del trabajo, pero no todo. Siempre es un momento impactante porque son los personajes que uno ha creado. En este caso yo no me había imaginado demasiado a los personajes, pero me gustaron mucho, sobre todo los dos hermanos. Esa relación que se ve muy cómplice en el libro me pareció muy divertida. Casualmente, y la historia también nace por eso, yo tengo una hermana tres años mayor que yo, y nos veía a nosotros cuando estábamos pequeños y me hizo gracia.

¿Qué propósito buscaste conseguir en el público a través de la lectura de sus libros?

Cuando escribo mi intención sobre todo es ser fiel a mí mismo, de alguna manera ser coherente con mi manera de pensar, comunicar, y contar historias, intentar que el mercado editorial, ni el mercado de padres, madres, tendencias y demás mueva mi manera de escribir, sino que realmente sean temas que me impulsen ser contados, ese es mi primer motor, es lo primero que busco.

¿Qué ha significado para usted como autor estar entre las obras finalistas de reconocidos premios?

Es una cosa que uno no se cree a veces. Han sido muchos reconocimientos en muy poco tiempo, uno se queda así como diciendo no sé qué botella he descorchado pero está saliendo todo a la vez, y disfrutándolo pero intentando que no se nos vaya la cabeza con eso porque los premios al final son una lotería de muchas cosas. Valoro, aprecio y aplaudo la decisión del jurado y de los premios que van llegando, me está ayudando a que se reconozca mi trabajo en otras editoriales tanto en España como fuera, pero yo creo que esto es sobre todo como una palmada, un empujón o un animo a que no te has equivocado de camino.

¿En qué proyectos se encuentra trabajando ahora?

A nivel literario hay varios libros que están por salir gracias a uno de los premios que se dieron aquí en el CEPLI. Con la editorial estoy por sacar un barco de vapor que es así como un momento importante, era de los libros que leía de pequeño así que me hace mucha ilusión formar parte de ese catálogo. En cuanto a la oralidad estoy preparando un proyecto bastante diferente a lo que suelo hacer. Y lo que estoy preparando ahora es un espectáculo taller, es una mezcla que es un viaje al asiático a las historias realizado en una cúpula geodésica de madera con muchos efectos, y en ello estoy trabajando.

Tú nombre real es Fran González Tenorio. ¿Cómo se le ocurrió el nombre Pintadera?

Pintadera son como unos sellos que se daban en Canarias y que todavía es algo muy significativo en las islas. Yo soy canario de nacimiento aunque no se me note porque vine muy joven para la península. Mis apellidos particularmente no me hacían mucha gracia, el segundo quizá tenía algo más de rollo pero era demasiado literario. Yo quería llevar algo de mi tierra, así que cuando llego el momento de tener la oportunidad de ponerme otro nombre de alguna manera  decidí llevar eso canario. Para mí las pintaderas siempre han sido algo muy significativas y les tengo un cariño especial.

Usted no solo se ha dedicado a la literatura infantil, sino que también presenta espectáculos desde los más chicos hasta los más grandes de la casa. En concreto, de  “Qué bueno que viniste”

Es un espectáculo para adultos, gira en torno al vino y surgió tomando vino con otro amigo, que es narrador también, se nos ocurrió que podíamos hacer un espectáculo conjunto, él es Arturo Albal, y así nació. Empezamos a prepararlo de manera conjunta. Luego con el paso del tiempo cada uno llevo el espectáculo un poco a su manera de contar, él lo está haciendo por su lado y yo por el mío.  Le he podido dedicar un poco más de empujón y de energía. Es como el vino, al final cuando el vino lo dejas emborricado va agarrando matices, sabores y cuerpo y creo que le ha pasado así al espectáculo. Nació bien pero se notaba que era un vino joven todavía, ahora ha reposado y madurado y creo que está en un punto muy bueno para ser bebido.

La relación de la literatura con el mercado no siempre ha sido fluida.  ¿Consideras que se puede vivir de esto?

En mi caso mezclando literatura oral y literatura escrita vamos viviendo (risas), también soy profesor de teatro, que me ayuda bastante a sobrevivir. Creo que sí se puede, pero que hay que tener un recorrido amplio y un fondo bibliografía fuerte para todo el tema de regalías y demás. Pero sobre todo yo creo que no hay que perder de vista cúal es el objetivo.

Fran Pintadera presentó su espectáculo «¡Qué bueno que viniste! Cuentos de vino y tasca» durante la celebración de las V Jornadas Iberoamericanas de Literatura Popular Infantil organizadas por el CEPLI de la Universidad de Castilla-La Mancha

Texto de Andrea Fernández y fotos de Alex Basha

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