
Las fanfarrias de las macroexposiciones retrospectivas de contenido previsible y continente avasallador parece capaces de silenciar la delicadeza intelectual del arte, capaz de convulsionar el pensamiento en un fragmento de papel.
No sería justo dejar pasar la oportunidad, en este resumen personal de lo visto durante estos últimos meses, para citar la exposición ‘Trauma’ de Joan Fontcuberta dentro del programa del festival La Mar de Músicas dedicada al arte (La Mar de Arte). Una ‘pequeña’ exposición en una sala complicada de localizar como es la sala de exposiciones Domus del Pórtico de Cartagena, junto al Teatro Romano, visto desde el lado contrario al acceso principal escondía apenas una decenas de “fotografías”, con todas las comillas del mundo, de Joan Fontcuberta y que se pudo visitar hasta el 30 de agosto.

A partir de unos negativos poblados de seres anónimos y suspendidos en el tiempo, el artista experimenta con la evolución orgánica de los mismos. Seres humanos de los que tenemos más referencia que detectar sus formas entre este material dañado y agónico. Evocando esa vieja leyenda de algunas tribus aborígenes que se negaban a ser fotografiadas por miedo a que les robaran el alma. En estos trabajos de Fontcuberta, es precisamente la fotografía el último soporte fantasmal para una memoria de la que se ha borrado casi toda la información.

Como es imaginable, fui incapaz de resistirme a positivar algunas fotos de las expuestas en ‘Trauma’ y entonces entendí perfectamente el título de la exposición.
Notas a Pie de Post es una sección de comentarios breves escritos por José An. Montero para La Circular y espacies.com, a modo de Cuaderno de Campo (o de paso) que también puede verse y leerse en Instagram @espacies.