
Tiene su encanto dibujar a oscuras desde la platea del Teatro Auditorio de Cuenca y descubrir al encender las luces que son garabatos lo que creíste una obra maestra entre las tinieblas. Es lo que tiene la luz.
En esta ocasión, las crónicas dibujadas tienen como protagonista a la Joven Orquesta de Cuenca que ayer celebró su tradicional Concierto de Navidad y que, como siempre, completa el aforo con un público festivo y familiar. La JOC se presentó con un programa casi completamente nuevo que arrancó con la «Serenata op. 22» de Dvorak para irse al descanso con algo un poco más ligero para estas fechas como fue «Résurgences» de R. Sheldon.
Tras el descanso, pudimos disfrutar de la «Suite Praga» compuesta por el propio Manual Murgi, director de la JOC, que nos hizo viajar con los integrantes hasta la ciudad centroeuropea donde en septiembre pasado representaron a España en el 9º Festival Internacional de Coros y Orquestas. A continuación interpretaron un «Tributo a Mancini» con el que tanto la Orquesta como el público se desembarazó del aire solemne para disfrutar de la jovialidad y alegría que es una de las características principales de esta formación. Espadas láser mediante continuaron viajando por la galaxia de la mano de John Williams para presentar a los nuevos y numerosos miembros que se han incorporado este año a la JOC.
Tras el primer bis dedicado a la música italiana con marcado tono napolitano, Manuel Murgui cedió la batuta a Pablo Martínez Valiente que puso final al concierto con la tradicional Marcha Radetzky con una orquesta disfrazada para la ocasión y un público entregado, incluidos los numerosos representantes políticos que acudieron al concierto, entre ellos Emiliano García Paje, presidente de la JCCM.
Y como la ocasión la pinta calva y el tono festivo lo permitía comparto alguna foto distraída del concierto, que lo de las crónicas dibujadas tampoco hay que tomárselo tan en serio.
