
Estival Flamenco nos ha dado muchas noches de gloria en los últimos años, no en vano es el territorio en el que el director del festival mejor se mueve. Siempre ha ido un pasito por delante y nos ha deleitado con una programación de máxima calidad descubriéndonos y guiándonos por el complejo mundo del flamenco.
En esta ocasión la apuesta era segura. Francisco José Arcángel Ramos es uno de los grandes del cante y poder disfrutar de su arte al aire libre es uno de esos lujos que tienen este tipo de festivales dedicados a la música de calidad.
Arcángel se presentó en un formato íntimo y clásico, sin voces búlgaras, ni otros aditamentos. Guitarra y voz. Sin cajón ni disimulos. Sobre las hoz del Huécar presentó un programa más cercano a su disco en directo “Tablao” que al último “Al este del Cante” donde maneja un repertorio más conocido y efectista. Un escenario ideal, el exterior del Parador de Cuenca, una hora ideal, el anochecer tardío y una temperatura agradable ponían todas las condiciones para que esta fuera una gran noche de flamenco en Cuenca.
Sin embargo las cosas vinieron torcidas. Arcángel reculó en el escenario como si algo ocurriera. Y el maravilloso escenario se convirtió en un problema porque el cantaor se fue para la hoz y cogió “corriente”. Esta retranqueo del cantaor provocó que en un escenario tan medido y tan estudiado el público lateral tuviera que sortear la torre de luces para poder seguir la actuación. Frío el cantaor y frío el público. Demasiado ruido de pinchos y escasos aficionados al cante que entendieran las primeras piezas quizá demasiado “nivel experto” provocó que el público estuviera un poco despistado en este arranque de recital, que posiblemente esperaba piezas más conocidas incluidas en su último disco como “La Leyenda del Tiempo” o “Aurora de Nueva York”.
Pero Arcángel es un grande y en estas situaciones es donde tiene que salir a relucir la casta. Arcángel no salió al escenario a cubrir el expediente y volver a casa. Tenía ganas de pelea y peleó. Vaya que si peleó. Poco a poco el público se fue metiendo también en faena y empezó a entender a Arcángel. Arcángel empezó a entender al público. Fueron conectando y el cantaor consiguió los primeros aplausos unánimes con una taranta de Camarón.
Ya no hubo marcha atrás y el concierto fue cada vez más hacia arriba.

Letras contemporáneas para palos antiguos. “El niño lleva la gorra / con la visera pa’tras/ y yo que llego traspuesto / no se si viene o si va”, como canta en Revolveras (bulería), de su disco Ropa Vieja (2007). Y ya cuando tenía al público en el bolsillo se permitió el lujo de regalarles los oídos con su esplendorosa versión de “La Bien Pagá” que publicó en el ya lejano Territorio Flamenco (2003). Público en pie. Ovaciones. Dos orejas y el rabo.
Como los grandes de verdad, sólo cuando ya tenía al público en pie sin excusas y sin condiciones, tomó el micro para hablar por primera vez y dio razones que si se hubieran dado antes habrían sido “cuentos chinos”. Una errata en la redacción del contrato había creado la confusión de miércoles 4 a jueves 4 y había liado la trebolera. Antonio Cortés, guitarrista habitual y al que ya disfrutamos en Estival acompañando a Rocío Márquez, tenía otro compromiso y no podía acudir a Cuenca. Pánico y media rotura de costilla. Seiscientos guitarristas y ninguno cuadraba. Diez de la mañana del miércoles y Arcángel sin guitarrista. Mala hora para buscar un flamenco bueno despierto. Alguien le habla de un tal Joni Jiménez, que anda girando con Yiyo e Israel Fernández un espectáculo titulado “Flamenco en Libertad”. Habría que imaginar la cara de Joni Jiménez recibiendo una llamada a las diez de la mañana de Arcángel para que tocase con él en Cuenca esa noche. El caso es que era la primera vez que se subían a un escenario juntos. Si a eso le sumamos el fresquito que hacía arriba en el escenario, cualquier otro había cubierto el expediente y habría salido corriendo a meterse debajo de la cama. Dadas las explicaciones pertinentes, ya innecesarias porque ya tenía la puerta grande abierta, Arcángel se marcó unos memorables Fandangos de Alosno para terminar el concierto, “Yo soy más rico que Heredia/ que Baltasar el pañero,/ yo vivo pa’ divertirme,/ ¿pa qué quiero yo el dinero/ si soy más rico que Heredia?”.
Por todo lo alto y aún faltaba lo mejor. Arcángel abandonó el fondo del escenario y dio un paso el frente. Quitó la red y los micros. Joni Jiménez a la guitarra natural y Arcángel a la voz natural se marcaron unos fandangos naturales que congregaron a todo el público a sus pies. Todo el ruido del principio del concierto se había convertido en silencio para escuchar al maestro. Que como los grandes maestros terminó el concierto con una sentencia: “He visto a muchos caer que se creían eternos sólo porque tenían poder”. Hoy sobre el escenario hemos visto a un artista.
El concierto de Arcángel se celebró dentro de Estival Cuenca 2018 el día miércoles 4 de julio de 2018 en el escenario Solán de Cabras del Parador de Cuenca. Las fotos de Sergio Rubio cedidas por Makinguclm.
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