
Viernes 24 de agosto. 20:30 horas de la tarde. Los fans más fieles comienzan a hacer cola en la entrada del Recinto Serranía. Casi al instante, comienza a experimentarse la sensación más necesaria y en algunas ocasiones menos abundante en este tipo de acontecimientos: el colegueo pese a pertenecer a diferentes generaciones y el vínculo que, al fin y al cabo nos une a los allí presentes: Loquillo, que se encuentra celebrando sus “40 años de Rock and Roll Actitud”. Entre sus más destacados admiradores, una niña de unos 10 años que vivía tan intensamente como yo los instantes que estábamos a punto de presenciar.
Una vez dentro, en esta ocasión, el personal de seguridad facilitó el acceso a la pista a todo aquel que quisiera y yo no era la única en silla de ruedas allí, lo cual resultó muy gratificante a la par que sorprendente.
Después, tras hacer las compras pertinentes en el “puestecillo” de Merchandtour y saludar a unos cuantos amigos y conocidos, cuando faltaban 3 minutos para las diez de la noche, salieron al escenario Nat Simons (ver vídeos) presentando su disco «Lights». No sabría definir muy bien a qué género pertenece su música, lo que sí que sé es que desde el primer concierto en el que los vi, tuve claro que se merecían llenar auditorios y teatros. Sin embargo, hay voces que parecen quejarse de sus letras en inglés, pero, ¿cuántas bandas de reciente creación no lo hacen? Además, si fuera una canción simplemente pegadiza, no sentiríamos la música. Pese a ello, supieron ganarse al público, quien hasta el último momento se negó a que se marcharan. Finalmente, un poco más tarde de las 22.30 abandonaron el escenario entre agradecimientos al Loco y ovaciones de los allí presentes.

Al poco, le llegó el turno al equipo técnico de BigStar Music, quienes siempre demuestran su profesionalidad poniendo todo a punto para que los fans podamos disfrutar pese a cualquier imprevisto. Por ello, creemos que también se merecen un pequeño reconocimiento, ya que su imprescindible labor a menudo se pasa por alto.
Poco antes de que comenzara, me di cuenta de que detrás de mí había un niño que debía de tener unos 6 años y que estaba más ansioso si cabe porque salieran que yo, así que mis padres le hicieron un hueco a mi lado para que pudiera disfrutar del concierto sin perderse ningún detalle.
Con rigurosa puntualidad, a las 23.00 horas iniciaron los célebres acordes de la sintonía de Los Siete Magníficos dando paso a nuestra banda de Rock and Roll. Rock and Roll Actitud (la canción que da nombre a la gira 2018), Pégate a mí, Línea Clara… uno a uno fueron sucediéndose los himnos que nos amenizaron aquella noche para el recuerdo hasta que el Loco presentó la siguiente canción a modo de saludo: “¡Salud y Rock and Roll!”, espetó enérgicamente. Seguidamente, tras Salud y Rock and Roll dio paso de nuevo a Nat Simons para cantar a dúo Cruzando el Paraíso, creando así uno de los momentos más mágicos de la noche. De repente, los músicos nos sorprendieron a los asistentes con el cambio de instrumental para la interpretación de Brillar y Brillar: Mario Cobo al steel guitar, Alfonso Alcalá al contrabajo y Lucas Albaladejo al acordeón. Después, le tocó lucirse al público, que coreaba el estribillo de El Rompeolas. Pero en la siguiente canción: Memoria de Jóvenes Airados, Josu García supo destacar gracias a su brillante solo de guitarra improvisado. Varias canciones más tarde, con Carne para Linda, los nervios, la emoción y el agobio se multiplican, pues en esa canción el Loco baja del escenario a saludar a sus seguidores.

Una vez recuperados de los empujones de los menos madrugadores, nos dispusimos a dejarnos las gargantas colaborando en los coros del conocidísimo El Ritmo del Garaje. Posteriormente, Igor Paskual se exhibió junto a su boa roja en El Rey del Glam. Tras esta canción, se hizo un breve receso, que reanudó el concierto con unas cuantas canciones de rockabilly. Entre ellas, Piratas, que nos asombró con los agudos de Igor Paskual. Luego, Contento: una de las canciones que ha recuperado en esta gira aniversario y que hasta aquel día no solía cantar en este tour, sorprendió a los asistentes desde el minuto uno con su majestuosa introducción. De nuevo, rescató otra antigua composición, en esta ocasión la cover de Lone Star Mi Calle. A continuación, llegó uno de los momentos más esperados por las voces que pedían a gritos que tocaran La Mataré, no sin antes explicar que fue “la primera canción en denunciar la violencia de género”. Tras La Mataré, volví a la realidad: el niño hacía un buen rato que se había ido y en su lugar había una señora que no paraba de filmar con su teléfono móvil. Al poco, aprovechando los primeros acordes de Feo, Fuerte y Formal, decidió entablar conversación conmigo: “Te las sabes todas, ¿eh?”- dijo sonriendo-; “Sí…”- le respondí intentando devolverle la sonrisa pese a que me había estropeado el momento. Finalmente, Cadillac Solitario y En las calles de Madrid pusieron el broche final a una memorable noche de Rock and Roll, que les sirvió para acabar por todo lo alto en el que fue el penúltimo concierto de la gira de verano.
Texto de Sandra Megías y fotografías de Sergio Rubio Luque para Especies de Espacios
