
Cuando éramos pequeños, todos hemos jugado alguna vez a mirar el cielo buscando seres camuflados en las nubes.
Crecimos y dejamos de mirar al cielo, pero otra cosa bien distinta es hayan dejado de habitar sobre nuestras cabezas.
Este atardecer miré hacia arriba de repente y encontré una ****** a la que no del dio tiempo a esconderse