
Algo debe llevar el río cuando tanto suena y algo debe tener María de la Flor cuando tantos que saben no dejan de nombrarla. Apenas seis canciones publicadas, cuatro de ellas en su reciente EP, “Temple”, que es una pequeña caja de bombones delicados. Una voz bella que evoca aromas diversos y que ha sido capaz de completar aforos cuando apenas se conocía un par de canciones.
En esta ocasión, para el Festival de Teatro Alternativo (FetalT) en su extensión de Mayorga se presentaba en dúo, acompañada exclusivamente de su guitarra y del violoncelo de Helena Martínez. Menos arropada que con el cuarteto de cuerda habitual con el que está girando y en un escenario como la Iglesia de Santa Marina de Mayorga bello pero austero, era un punto de su gira ideal para descubrir de una manera más cercana la propuesta musical de María de la Flor.

Una bella luz roja iluminaba lo que un día fue el altar mayor de la Iglesia hoy desacralizada con un aforo de apenas un centenar de personas, la voz cálida y tierna, la sonrisa sincera, su naturaleza nerviosa y una guitarra fueron más que suficientes para que a más de uno se le escapara alguna lágrima. Sin artificios, con la amplificación mínima, incluso cantando alguna canción a capella, desgranó los temas conocidos que, con exquisitos arreglos para el directo, emocionan incluso más que la excelente versión producida por Diego Galaz. Completó el repertorio alguna de sus primeras canciones, bellas en su naturalidad y el romance de Carmencita, más o menos improvisado, fue uno de los momentos más mágicos de la velada, que tuvo otros momentos también para el recuerdo pues el escenario y la noche calurosa de tierra de Campos eran propicias.

La Iglesia desacralizada de Santa Marina con sus paredes encaladas, sus naves amplias y libres de adornos, sus bucólicas grietas y algunos restos de policromía en las vigas de madera fueron el escenario ideal para este puñado de canciones tristes, para “regodearnos en las penas como cucarachas dadas la vuelta”, en palabras de la propia María y para compartir penas y alegrías con canciones tan bellas como ‘Dice la abuela’ que en un escenario como éste, en plena Castilla rural, adquieren aún mayor intensidad en su homenaje a una estirpe de mujeres tantas veces silenciadas y ahora más que nunca reivindicadas por una nueva generación de intérpretes como María Rodés, Queralt Lahoz o la propia María de la Flor, que toma el apellido de su abuela. El río suena. El río que nos lleva.
María de la Flor actúo junto con Helena Martínez, violoncelo, en la Iglesia de Santa Marina de Mayorga el día 14 de agosto de 2021 dentro del programa del Festival de Teatro Alternativo de Urones de Castroponce (Valladolid).

Texto José An. Montero y fotografías de María Ramos