
Inspiradas en el libro ‘Mira las luces, amor mío’ de la reciente Premio Nobel de Literatura Annie Ernaux se propuso en la clase de Conocimiento del Medio de Educación Infantil de la Facultad de Educación que visitaran durante quince días un centro comercial de la ciudad de Cuenca observando las reacciones de las niñas y niños más pequeños.
Durante estas dos semanas Saray González, Olga Salcedo, Marcos Martínez, Leticia Gracia y Belén Fernández realizaron un cuaderno de campo con sus observaciones sobre las distintas formas de ir con las niñas y niños al supermercado y a hacer la compra.
Para Belén, “la mayoría de los niños disfrutan y les gusta acompañar a su familia a hacer la compra, bien sea porque piensan que pueden llevarse algo para ellos, o porque lo ven como una distracción. Aunque también he comprobado que a muchos de los más pequeños les aburre hacer estas tareas”.
Como conclusiones a estas dos semanas de observaciones, Belén dice que “es muy importante que sientan que son importantes y que se les tiene en cuenta, esto hace mejorar su comportamiento y también su confianza y autoestima. Hay que convertirlos en nuestros ayudantes para motivarles y hacerles sentir bien. Pueden empujar el carrito o ayudarnos a pesar la fruta”.
Para Saray, “la publicada en estas edades tan tempranas es muy diferente. No les interesan los actores, ni las personas famosas, a ellos les llaman la atención los dibujos, sobre todos los personajes que conocen como la Patrulla Canina o Masha y el Oso. Durante estos días hemos comprobado que los más pequeños sólo se acercan a estors productos”.
Como dato interesante, Sary observó que una conocida marca de yogures los presenta productos iguales en envases diferentes, uno con dibujos infantiles. “Unos padres con dos niños pequeños andaban por esa zona, y pude ver como los padres se decantaban por unos yogures griegos, sin embargo uno de los niños les pedía estos yogures con sus dibujos favoritos, y no paró hasta conseguir que se los compraran”.

“También pude observar”, continúa Saray, “que los supermercados siguen usando el truco de colocar los productos infantiles a su altura para que los vayan echando al carro. Las cajas son el espacio donde se concentran los productos infantiles, porque es el momento en el que las niñas y niños más pequeños se aburren y no se les presta atención, así que todo lo que se vende en esa zona de los supermercados, son chocolatinas, gominolas, bollería y hasta pequeños juguetes. Es de cajón, los niños mientras esperan para pagar se aburren, y los supermercados lo ven otra buena manera de llamar su atención”.
En este sentido, Marcos explica que “cuando entramos a un supermercado con niños nos damos cuenta de verdad como las cadenas de supermercados utilizan todas sus armas de marketing, también con los más pequeños. Teniendo en cuenta esto cuando vamos con los niños al supermercado observamos que se ven muy atraídos por los colores y las fachadas de los productos, por eso los supermercados ordenan las cosas por colores, tamaño etc.., las colocan a su altura y adornan estas fachadas con los protagonistas de sus dibujos favoritos. Por otra parte, haciendo la observación en el súper, pude ver que no todos los niños se sienten atraídos por estas portadas tan llamativas, sino que ven el supermercado como un espacio de juego”.
“Fui al supermercado con mis primos de 4 y 6 años”, continúa Marcos “en el pasillo de la leche había un palé de leche en el cual ellos podían sentarse y colocaron los paquetes de leche de tal forma que parecía un trono y jugaron a los reyes. También he observado que los niños también se comportan muy diferente dependiendo de su personales y sus necesidades cognitivas, ellos siempre buscan el juego”.
Leticia cuenta que también hizo la prueba de ir al supermercado con su primo Yared de 4 años, “le pedí que eligiera los seis productos que él quisiera, para después quedarse con uno de ellos. Los seis productos que eligió fueron un huevo de chocolate, un yogurt con ilustraciones de dibujos, una lata de refresco, un gel también con dibujos animados y una piruleta con una calabaza de Halloween. Pudimos comprobar in situ las estrategias que usan las grandes superficies para atraera a los más pequeños como son mesas de decoración llamativa o estantes a baja altura para que estén al alcance de su vista”.
Finalmente, Olga ha hecho una breve encuesta a Adrián y Elías, dos niños pequeños, sobre las cosas que les gustan de los supermercados, “cuando les pregunto por las cosas que les gustaría que les trajera su madre de la compra dicen que chocolate o chuches. Y cuando visitamos el supermercado con ellos saben exactamente dónde están las cosas que les gustan y echan las cosas al carro, aunque saben que su mamá se dará cuenta y no les comprará todas, pero alguna caerá porque no salgan enfadados”.
Presentación: