Juan Salvador Tramoya: El teatro gestual de Diego Hinojosa

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Juan Salvador Tramoya es una obra teatral que se nutre tan solo de mímica, pero también es el reflejo de “un inútil que puede convertir motas de polvo en palomas mensajeras”. Es una obra de un solo personaje protagonista, interpretado por Diego Hinojosa; y, sin embargo, son una decena las siluetas con vida propia que reflejan sus manos, desde un mosquito con la fuerza de cinco elefantes hasta un astronauta en el espacio o un alienígena sediento de sangre. Así se presentó una vez más la compañía chilena La Mona Ilustre en el Teatro Auditorio de Cuenca.

Dos horas antes de que empezase la obra, Espacies pudo conseguir una entrevista con Diego Hinojosa. Entonces nos dimos cuenta de lo que vive un actor momentos antes de salir al escenario. Diego recordaba la actuación de la semana anterior, en el BITA (Festival Internacional de Teatro de Actor) y juntos comparamos aquella obra de títeres con esta, bien diferente. En palabras de Diego, “aquella fue una obra más acabada, necesitaba de la buena manipulación de las marionetas”. Lo que sorprende de “Juan Salvador Tramoya” es el “teatro de maletín”. Un pequeño camerín es todo lo que hace falta para llevarla a cabo, eso y un actor con una gran destreza en la mímica. Esta es una obra de una hora en la cual todos habremos de concentrarnos en los movimientos del actor, porque ese es lenguaje que entenderemos.

Cuando le preguntamos por el sentir del actor justo antes del único momento que importa, el de la actuación, Diego se mostró sincero: “La comedia depende del público de ese lugar en el que actúas, y siempre hay diferencias entre lo que hace reír a la gente de uno u otro sitio”. Es así incluso para una compañía que acumula ya 10 años de experiencia.

La Mona Ilustre es una compañía de Chile que agrupa a 10 integrantes, aunque Diego nos dice que son cinco los que conforman el núcleo que hace funcionar todo. Entre ellos hay un español: Miguel Bregante, zaragozano, es el director de esta obra en concreto. Pero la inspiración pertenece a Eduardo Jiménez, un escenógrafo espectacular, según nos relata Diego, con una trayectoria que le ha llevado también a La Tropa, una compañía teatral ya desaparecida.

El teatro es magia. Solo así se explica que una sola figura pueda contarnos tantas cosas con unas manos que juegan alrededor de humo. Aquello que nos contó Diego Hinojosa nos ilusionó bastante y fuimos al teatro. Entramos en la sala mayor del Auditorio y nos percatamos de que había poca gente. Era el Día del Teatro Universitario. Pero allí solo unos pocos estábamos haciendo honor a eso de “universitario”. Entrada gratuita y allí estábamos solo unos pocos; uno se pregunta qué está pasando con el teatro de hoy en día. Si acaso es el desprecio de una sociedad que ahora solo tiene ojos para lo práctico, para lo “útil”; si acaso se trata del olvido de una de las artes que ha envuelto desde sus inicios la historia del mundo en que vivimos. Pero, ya poco importa. Nos sentamos delante, en segunda fila, a la escucha del pequeño rumor que de vez en cuando nos sorprendería la cámara del fotógrafo. Ya solo quedaba mantener los ojos bien abiertos.

Asistimos a un espectáculo que nos trasladó con cada movimiento de mano, incluso si ese movimiento tan solo se trataba del barrido de una escoba en el suelo. Esa es la magia del teatro. Un teatro gestual que nos habla en un lenguaje al margen de las palabras. Si fuéramos sordos compartiríamos el lenguaje no hablado, un lenguaje artístico dotado de vida.

La obra guarda varios secretos y varios giros que sorprenderán a todo el que acuda a verla. Como se trata de narrar amarrando bien todos los spoilers, para que no se escapen, he aquí la descripción que el mismo cartel nos deja:

Este es el mundo de Juan Tramoya, que cuida un teatro desde que tiene recuerdo.  Un hombre con una imaginación desbordante, de la que nadie tiene noticia. Un ser invisible que quiere ser actor, pero nació torpe como un cerrojo… Nació tramoya, como su padre, como su abuelo. Juan Salvador Tramoya es una fábula tragicómica sobre lo que somos, lo que queremos ser y lo que podemos ser. Es la gesta epicómica de un hombre sencillo que quiere volar.

Una obra sobre lo que somos, lo que queremos ser y lo que podemos ser. He aquí el relato de un inútil que puede convertir motas de polvo en palomas mensajeras. Incapaz de aplastar a un mosquito amigo. Es la historia de un cerebro diminuto lleno de planetas extraños, de chicles globo aerostático, de jefes monstruo. Un cuento silencioso enmarcado en parajes imaginarios insólitos. Lugares en los que es posible que una gotera inunde una habitación de la que hay que salir nadando, universos en los que uno puede caerse de la luna, a la que previamente subió por una escalera de teatro…

En estos momentos en el repertorio de La Mona Ilustre podemos encontrar los siguientes espectáculos Los Peces No Vuelan (2009), Las Cosas También Tienen Mamá (2012), Juan Salvador Tramoya (2012), La Niña de Canterville (2015) y Malè, concierto teatro para personas de todo tamaño (2018). Todas ellas, “creadas a fuerza de cariño, respeto, tesón, y mucho trabajo”. El calendario sobre las próximas obras, para aquellos que quieran conocer dónde actuarán y en qué días: http://www.lamonailustre.com/

Texto de Juan Jesús Rubio y Fotos de Alex Basha

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