
Una peineta sobre la cabeza de Inma La Carbonera transformada en un rejón en mitad de la plaza. La libertad fiera del cante maniatada muta en copla bienpensante bajo el corsé de la bata de cola. Mientras, desde arriba, Jordi Vilaseca, trata de imponer el orden de cada oveja con su pareja de bien. Baile de salón y distancia reglamentaria. Así cuarenta años sonando la campana interior cada 5:32 de la mañana desde aquel 28 de marzo de 1942. Después el NODO.
Noventa minutos “Entre hilos y huesos”, donde todo se conecta con todo a través de ese hilo rojo que une el mundo. Sufrimientos, miedos y tragedias. El paraíso sólo se concibe como un éxtasis fugaz en una noche de cante y baile. Trágica belleza. La compañía DDCdanza dirigida por Daniel Doña transita por el siglo veinte y mirando bajo la superficie monocroma de las historias oficiales. Sara Jiménez, Jordi Vilaseca, Cristian Martín, María Paje y el propio Daniel Doña danzan sobre las páginas de la Historia en mayúsculas hasta recuperar el recuerdo de los seres anónimos que las habitaron. Danza contemporánea de sentimientos atemporales para narrar la vida de quienes son tratados como simple decorado en los libros de historia.

En “Entre hilos y huesos” reconocemos las canciones, a veces como ecos lejanos tras las bambalinas, a veces renovadas y feroces, como recién escritas, aún chorreando sangre que recorre los brazos de los danzantes. Inma la Carbonera y David Vázquez ponen la voz al alma de este pueblo que tanto sufrió, pero también a sus luchas y alegrías. A veces en el infierno y a veces tomando una nueva Bastilla.
Guitarras flamencas, percusiones y violonchelo. Antonia Jiménez y Paco Cruz, Nasrine Rahmani y Jose Luis López, completan el mundo sobre el escenario de “Entre hilos y huesos”. Ecos de la caverna de Platón y del carromato de Lorca, de la sangre de Miguel Hernández, del amor desbordado de Falla, de los fusilamentos de Goya, del desgarro de Camarón, del frío del Ebro en la noche y del calor del aguardiente en una juerga alrededor del fuego. Sangre latiendo y sangre brotando.
Noventa minutos de vida latiendo sobre el escenario. No éramos muchos en esta noche del Teatro-Auditorio de Cuenca, pero aplaudimos como si el patio de butacas estuviera lleno. Toda esa energía tenía que volver a fluir. Diez mil veces que lo haremos.

“Entre hilos y hueso”. Teatro-Auditorio de Cuenca, 4 de marzo de 2023. Texto José An. Montero y fotos de María Ramos.