Este sí que es un txt imperfecto, así que no pidan mucho más de este texto que unas notas rápidas para acordarme de aquellos detalles marcados con * que me gustaría desarrollar con más detalle en algún que otro artículo.
De un rápido vistazo a la web, no pareció llamarme demasiado la atención la programación que ofrecían para este verano. Me hice las cuentas de que con tantas elecciones, tantos cambios de gobierno y tantos asuntos políticos que van y vienen, alguien se había olvidado de destinar dinero al arte contemporáneo. En campaña ya se olvidaron del tema.

El primer vistazo tampoco era como muy alentador, con la sala 1 convertida en taller escolar. Bueno, pensé es quizá un poco confirmar la idea preconcebida que traía de casa. En la enorme sala 2, apenas unos caballetes con unas fotocopias y un par de proyecciones. Un poco escasa de recursos. Pero lo maravilloso del arte es que, en algunas ocasiones, el sentimiento, la furia, la rabia, la creatividad construyen grandes castillos con apenas un par de cañas de bambú.
Algo así fue la sensación que tuve después de recorrer un par de veces la exposición ‘Dar la oreja, hacer aparecer’ comisariada por Maite Garbayo Maeztu y en la que podemos encontrar algunas piezas de Fina Miralles (*) que merecen un punto y aparte. Con el lema ‘Cuerpo, acción y feminismos (1966-1979)’ nos trasladan a una época de una brutalidad con la mujer impensable para cualquier ser humano. Algunas fotos de Pilar Aymerich (*) de las que te dejan la boca seca y el corazón con ganas de salir a la calle a combatir.

En la sala 3, ‘María Lara. Sensaciones, Registros e Impresiones’, una obra demasiado reposada y demasiado intelectual para el estado en el que llegaba y a la que tardé en poder admirar. Pequeñas obras que tratan de no naufragar en las inmensas paredes de hormigón del MUSAC. En el suelo, mezcladas con el reflejo de la obra de María Lara, nombres de ciudades que habían quedado grabadas de alguna exposición anterior. Detroit (*).

En las salas 4 y 5, la muestra “El Giro Notacional”, una miscelánea de registros mentales, musicales o cartográficos. Entre ellos una hipnótica obra de Barbara Held titulada ‘Observatory’ (*), unas cartografías, unos listados de Perec (*), unas piezas ZAJ (*) y un montón más de descubrimientos en una exposición que es más una puerta abierta a la reflexión de nuestra futura relación con las máquinas o con lo que sea que traiga el futuro.

Fuera de concurso, en lo que llaman el Laboratorio 987, una de las muestras que más me han impactado en los últimos tiempos. La muestra ‘Geologías antropológicas. Monumento (in) material’ de Miriam Isasi (*), una instalación, investigación, performance, concierto o no sé cómo definir, en la que quiero pararme con mucho más detalle en un futuro próximo. Sin descartar buscar una entrevista con la autora para saber más (si se me adelantan tampoco pasa nada). Aquí hay una historia muy potente que contar, porque aunque en la sala apenas hay un cuadrilátero rojo, un par de monitores, una proyección de lo que fue ‘Wolframio’, hasta finales de septiembre no se podrá ver ‘Nuca’, la segunda parte de este algo indefinible que me encontré en el Lab987.
La libreta llena de notas y la cabeza llena de ideas. Mucho, mucho que ver y que reflexionar en el MUSAC.