Siempre tiene algo de tramposo hablar sobre cuestiones generacionales. Lo habitual en estos casos es caer en un peligroso efecto Google, quedándonos en lo más popular, sin darnos cuenta que, tras la primera página de resultados, puede haber millones de opciones diversas para las mismas cuestiones. Tampoco vamos a descubrir que a estas alturas algo hemos roto, cuando la mayoría de los jóvenes tienen asumido que vivirán peor que sus padres y que sus expectativas de vida pasan fundamentalmente por resistir. La sociedad se escandaliza ante las imágenes en televisión de miles de jóvenes de botellón en cualquier plaza, playa …
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