
Francisco Bardales (Iquitos, Perú. 1997) es un escritor, director, guionista y productor de cine, quien desde muy pequeño descubrió su pasión por el periodismo y el arte cinematográfico. En amena conversación nos cuenta que durante su época de escolar comenzó a escribir pequeños artículos sobre los acontecimientos más representativos, y relatos acerca de seres paranormales que formaban parte del vasto historial de cuentos y leyendas que se encuentran inmersas dentro del folclore de la amazonia peruana.
Estas historias se transmitieron de generación en generación de manera oral y en el caso de Francisco fueron contadas en su infancia por un pariente cercano en muchas noches frente al calor del fogón con lujo de detalles el origen y los mitos que representaban a cada ser (El tunche, El Chullachaqui, la Panki). Sin darse cuenta su abuela le había confiado un legado que sería clave en la formación de su carrera como escritor y director de cine.
A continuación, compartimos la entrevista concedida por Francisco Bardales sobre su carrera artística, su paso como director del Instituto Nacional de Cultura, y su formación como periodista cultural.
¿Cómo descubre su pasión por el periodismo?
La descubro muy pequeño en el colegio, a partir de los 15 años me comenzó a interesar el mundo de los libros y tuve la suerte de que mi padre promoviera en mí el hábito de la lectura. Gracias a él poseía una gran biblioteca llena de libros y diversos títulos de ciencias sociales y literatura. Y eso para alguien como yo que había sido estimulado desde muy pequeño por historias contadas por mi abuela, fusionaron esta idea dando pie al surgimiento de un instinto periodístico. Es así que comienzo a trabajar pequeñas historias, análisis de la realidad; escribía historias sobre la coyuntura de mi colegio y se las pasaba a mis amigos. Y en ese momento me di cuenta que me estaba convirtiendo en el periodista de mi colegio. En 5to de secundaria tuve la oportunidad de acceder a uno de los diarios más importantes de la ciudad de Iquitos para comenzar a trabajar como redactor. Recuerdo que mi primer artículo lo escribí a los 16 años motivado por la pasión de registrar todo lo que veía a mi alrededor.
Otro de los factores que me aproximan al periodismo es el interés y los estímulos externos e internos, y además por este sentido que creo parte del opinante, del periodista de tratar de cambiar su sociedad, cambiar todo aquello que le parece injusto o malo. Creo que ese es uno de los gérmenes por los cuales algunos optamos por el periodismo. Como tu puedes observar, las comunicaciones tienen varias ramas, la rama clásica que es la del periodismo y ahora parece que no está de moda, pero creo que, si eres un periodista de investigación, un periodista crítico, debes de todas maneras ser sensible con tu coyuntura, con tu entorno y eso me parece que no se debería dejar de lado. El gran periodista crítico es aquel que trata de hacer todo lo posible para que con su pluma, con su trabajo las cosas puedan cambiar y me parece que es una idea que me fue legada por las lecturas que tenía de los periodistas clásicos.
De alguna manera siempre me gustó leer crónicas, reportajes antiguos y esto es al final de cuentas la noción clásica del periodismo que probablemente ha venido desde la ilustración, desde la revolución francesa. ¿Un periodismo un poco anarquista? Es que yo siento que es el periodismo que debería siempre estar vigente, del periodista que muerda el statu quo, porque el sistema está de alguna manera conformado por intereses, y estos intereses no necesariamente son transparentes, y además estos intereses no velan por el bien colectivo. Ante ello hay personas que tienen la misión, el deber de tratar de cambiar estas circunstancias, y yo siento que la mejor alternativa es que pensemos en este entorno.
Su labor como periodista la supo aprovechar muy bien para incentivar el cuidado de nuestra amazonia peruana. Cuéntenos ¿cómo surge esta iniciativa con IQT REMIXES?
IQT parte de la iniciativa que tengo para comenzar a escribir sobre temas de la amazonia, y en un determinado momento me encontré con una realidad, el papel no era suficiente; el papel como tal, el soporte impreso, no era suficiente porque se tenía mucha información, y esa información lamentablemente no estaba sistematizada, la gente no la podía encontrar en Lima. De cierta manera nos dimos cuenta que no teníamos el impacto que nos hubiera gustado tener. Contábamos con temas que vinculaban asuntos sociales, asuntos educativos y de salud, que podrían ser importantes para la sociedad, pero que lamentablemente se habían perdido porque el centralismo es un tema muy marcado en nuestra actualidad.
Es así como aprovechando que comienzan a surgir los blogs con la nueva era del internet, allá por el año 2005 empecé a usar los blogs y surge la idea de crear el diario IQT como una forma de tener un encuentro con estos nuevos lectores que además no necesariamente eran locales, o en todo caso eran locales pero que vivían en otras partes del mundo. El peruano que se encontraba fuera del país y que no tenía idea de lo que estaba sucediendo en su región, la podía tener simplemente buscándola en internet que además era el medio que más se utilizaba en esa época. Así nació la idea de crear la revista IQT, centrada en transformar mucho contenido real sobre temas amazónicos y culturales.
¿Cómo llegó a formar parte del Instituto Nacional de Cultura en Loreto?
Desde que era muy joven siempre me interesó el arte y la cultura, mi idea siempre fue escribir (en algún momento quiero ser escritor, quiero hacer literatura, quiero hacer crónicas, hacer ficción) y estuve muy involucrado con el sector cultural. Poco a poco comencé a involucrarme más en la gestión cultural como productor de eventos en las ferias del libro, exposiciones, festivales de cine, de teatro, etc. Esto me brindó una actividad paralela al periodismo que al final siento que era una manera de complementar mi formación. Lo hacía porque además me interesaba mucho la idea de poder encontrar en el periodismo una forma de poder cambiar la sociedad. Una de las cosas que yo siempre pensaba que debía cambiarse en la sociedad es la forma como se ve a la cultura en este país.
La cultura es un espacio muy atractivo no solamente por la riqueza intelectual o espiritual que te puede dar el culto o la práctica de alguna disciplina artística o lo que fuere, sino también porque todo esto forma en principio una relación directa con el tema de la identidad, con la historia que genera un sentimiento de unidad, de colectividad. ¿Cómo podríamos tener claro un sentimiento de colectividad y de unidad? por ejemplo, te vas a KUELAP, y encuentras que KUELAP es parte de tu identidad, es parte de tu sentir colectivo. Entonces eso a mí siempre me despertó la cercanía entre el periodismo y el sector cultural. Empecé a trabajar en el “INC” y en algún momento me ofrecieron la posibilidad de ser director del INSTITUTO NACIONAL DE CULTURA en Loreto, que además era un desafío muy grande, porque tocaba trabajar como director de la región más grande del Perú, casi el 30% del territorio nacional. En teoría trabajaba dentro de una institución que entre comillas velaba por la cultura; algo tan rimbombante pero que en el fondo simplemente era un saludo a la bandera porque el presupuesto que se estimaba para la institución era muy bajo. Fue una época muy convulsa para la amazonia por el tema del “Baguazo”, que implicó una respuesta del Perú real hacia el abandono, la desidia y la ignorancia de un Perú oficial con respecto de sus problemáticas y de sus soluciones.
Era una realidad de la que no podíamos estar ajenos, porque en ese momento la amazonia se dio cuenta que todo, incluyendo lo educativo, lo económico, lo político y lo social, estaba necesariamente tocado por este aspecto. Y siento que, en definitiva, el “Baguazo” generó un antes y un después con respecto a cómo el Perú oficial, es decir, Lima y sus gobernantes, desde un cortoplacismo y una verdadera falta de visión, ha visto a nuestra vasta región que es el 61% del país. Este fue un tema que lo traigo a colación, porque siento que cuando me tocó vivir esta experiencia, uno era un funcionario del gobierno, pero en el fondo era un amazónico. Y era mucho más importante ser un amazónico que ser un funcionario del gobierno.
¿Cómo surge el proyecto para realizar el libro Lecciones de Kanatari?
El libro de estilo lecciones de Kanatari es un proyecto muy simpático que surge durante la época en la que yo trabajaba para uno de los semanarios más antiguos de la Amazonía, Kanatari. Era un semanario en el que escribían los intelectuales más importantes de la selva, limeños que hablaban sobre el tema y extranjeros. Entonces yo tuve la suerte, el enorme privilegio de haber terminado siendo editor del semanario en su momento, dirigido por un sacerdote español, el cual era una de las personalidades más importante del pensamiento de las culturas peruanas que es el padre Joaquín García, quien me dio la oportunidad de escribir en el semanario y luego dedicarme a la columna hasta convertirme en jefe de redacción. En el camino de la jefatura de redacción se nos ocurrió la idea de crear un libro de estilo, que no solamente hable desde temas como la corrección ortográfica, el estilo de redacción, sino también de las políticas periodísticas, el manejo de la información y el trabajo ético. Entonces salió este libro que lo hicimos con cuatro periodistas, y sacamos adelante este proyecto que a mí me parecía muy interesante y que creo que funcionó muy bien. Para el año 2004 solamente había un medio de comunicación que había publicado su libro de estilo, que era El Comercio. Después de eso creo que otros medios lo hicieron. Actualmente hay muchos medios que no solo han hecho su libro de estilo, sino que también han planteado políticas de redacción, de coyuntura, etc, y me parece necesario.
¿Cuéntenos cómo surge la idea de crear una red de periodistas culturales?
La red de periodistas culturales justamente parte de esta necesidad que en algún momento tuvimos, ya como periodista, ya como gestor cultural, ya como ex director de una institución pública cultural. Es decir, necesitábamos generar una alianza. Por ejemplo, había difusores de cultura en Tacna, difusores de cultura en Ica, difusores de cultura en Pucallpa, pero no se encontraban integrados. Y en ese momento había algo muy valioso que eran las redes sociales, y además nos encontrábamos en una época en la cual los contenidos de cultura en los medios de comunicación impresos o en la televisión estaban perdiéndose aceleradamente. Entonces alguien tenía que tomar esta iniciativa, y fue así como con algunos periodistas, y algunos difusores de cultura hicimos esto, creamos esta red y contribuimos no solamente a hablar de cultura, sino que hicimos seminarios de capacitación, charlas y trajimos algunos periodistas, difusores culturales, etc. Y eso creo que sirvió de mucho para que la noción del periodista o el difusor de contenidos culturales se vea efectivamente como una disciplina más dentro del vasto universo del periodismo. Aquello creo que fue una contribución muy atractiva.
¿Alguna vez pensó que su interés por los problemas ambientales y su lucha por el cambio climático le otorgaría el premio nacional de periodismo?
No, definitivamente uno a veces no hace las cosas porque vaya a recibir un premio, y en el caso en específico del premio nacional de periodismo en esta categoría, que fue una categoría en particular que se abrió en el año 2014 que es el que gano, en el caso de blogs, periodísticamente hablando y era además un tema que hablaba sobre el cambio climático. Como amazónico el cambio climático no era una cosa teórica, era una realidad palpable. Esto me motivó a investigar un poco más sobre como el cambio climático afecta el tema de las lluvias, el tema de los friajes en la selva, desde Puerto Maldonado hasta Amazonas y Loreto, etc.
Háblenos sobre su paso por el portal web “La Mula”
La Mula fue una bonita experiencia, porque me dio la oportunidad de trabajar en una plataforma de contenidos periodísticos digitales, en ese momento la más importante, y creo que fue una muy simpática contribución a todo aquello que había estado trabajando desde las redes sociales, desde los blogs con respecto de diversos temas, temas en los cuales yo creía y creo, por ejemplo, la idea de una transparencia política, de una equidad con acceso a la información. En “La Mula” trabajamos algo que me pareció muy importante: conseguir que los contenidos que se generaban en los barrios no limeños llegaran a esta plataforma, que era una plataforma que también lo leían los limeños, o en donde los universitarios pudieran ser escuchados. Fue una etapa muy simpática, estuve medio año, incluso me tocó cubrir en este año las elecciones municipales del 2010 y las presidenciales del 2011, y evidentemente cuando cubres estos temas, te conviertes en un editor donde el trabajo no descansa porque cuando se trabaja en un medio digital la información está en constante movimiento.
¿Cómo nace la idea de crear el proyecto AUDIOVISUAL FILMS?
Un día nos reunimos con un gran amigo y socio, Dorian Fernández, quien trabajaba como publicista. Él se había conseguido una cámara y siempre habíamos conversado desde muy chicos, en Iquitos, la idea de hacer algo fuera de lo común. Así que se nos vino la idea de hacer un cortometraje. Aprovechamos la oportunidad de tener una cámara a la mano y salimos a las afueras de la ciudad. Allí surge nuestro primer proyecto, denominado “666”. Realizar la grabación del cortometraje nos tomó alrededor de 6 horas y además éramos 6 en toda la producción. Y lo más curioso de todo esto es que nos dimos cuenta después de un tiempo que éramos 6 en toda la producción, que habíamos tardado 6 horas en grabar el corto, y todo esto era una coincidencia espectacular, porque todo esto nunca fue pensado. El cortometraje se llamó “Del otro lado”. En el camino empezamos a trabajar diferentes temas que nos atraían como el terror y la mitología. Ambos temas eran mi fuerte y pudimos hacer proyectos matizados en el Amazonas y todos los misterios que lo rodean. Comenzamos a realizar cortos, mediometrajes, documentales pequeños, hasta que llegó el año 2011 cuando entregamos un proyecto que tiene por nombre “Desaparecer”, uno de los más grandes que habíamos tenido como productora hasta el momento. Se trataba de una película sobre el impacto negativo a modo de thriller, de acción y de suspenso de la depredación y las mafias que operaban en la Amazonía. La idea nació el 2008 y el 2011 ganó el premio de financiamiento de los proyectos del Ministerio de Cultura, lo cual nos ayudó a tener un mejor nivel. Adicionalmente en el mismo año, irrumpe el proyecto más conocido de la productora “Cementerio General 1”. La producción cinematográfica representó la primera película de terror-comercial que se iba a estrenar a nivel nacional. Lo que nos sorprendió es que se convirtió en una de las películas de terror más taquilleras del cine peruano. Lo cual hizo que nosotros podamos seguir creciendo como productora, ya que realizar Cementerio General fue uno de nuestros proyectos más ambiciosos a pesar de que no fue una película perfecta. Esta película nos dio el impulso para trabajar en proyectos a futuro, como la película “El Secreto Matusita” que narra la historia del mito urbano de la casa matusita.
Cuéntenos sobre su paso como editor en el cortometraje Chullachaqui
Chullachaqui fue un proyecto que no dirigí. Mi enfoque se centró principalmente en trabajar en la edición. Los cortometrajes que yo he dirigido son: El resplandor, que está inspirado en uno de mis libros, el libro “Resplandor”, que es una historia de ciencia ficción en la Amazonia, y un corto experimental sobre la ciudad de Iquitos que se llama “Dao town Iquitos”. Estos dos cortometrajes lo pueden encontrar en Youtube, están en facebook y otras plataformas virtuales de manera gratuita, y que creo forman parte de todo este aprendizaje.
También participó como guionista en el cortometraje “Inmortal”, ¿cómo fue su experiencia con este proyecto?
“Inmortal” es una historia que está basada en un mito, en una mitología del Yanapuma, que es un hombre que, por estas cosas de la vida en la selva, se transforma en una bestia salvaje… y entonces se nos ocurrió hacer un corto con esta temática. Junto a Dorian Fernández logramos crear un producto bien atractivo, experimentando con el lenguaje audiovisual y contando mitos que sean conocidos en la selva.
Háblenos sobre el documental “La espera, historias del Baguazo”
“La espera” fue mi primer proyecto trabajando en el área de producción, y fue contar la historia del Baguazo. Dentro de este proyecto yo trabajaba en la producción junto a un equipo pequeño en una coordinación periodística extraordinaria en la cual estaban, por ejemplo: periodistas como Paolo Ugaz, Claudia Cisneros y Andy Subirana. Todo este trabajo de investigación se resumía en contar realmente los sucesos que ocurrieron durante el Baguazo. Fue una historia que además como amazónico, me tocaba directamente. “La espera” fue un documental muy atractivo y siento que aún hay mucho en camino porque el pueblo peruano lamentablemente olvida rápido. La mayor satisfacción de haber trabajado en el Baguazo fue que evidentemente constituyó una película que no se presentó en cines porque fue muy complicado, pero que lo llegamos a distribuir por varias plataformas digitales.
¿En qué se inspiró para realizar la película Maligno?
Maligno está inspirada en el mito del Tunche: El maligno, digamos que es el ser más fuerte, grande y diabólico de todos los monstruos que se encuentran dentro de la enorme fauna de seres tenebrosos que se esconden entre lo más profundo del Amazonas. Hubo alguien que vino con el proyecto, y me dijo hagámoslo. Se tenía una historia que nunca antes habíamos contado que se desarrollaba dentro de un hospital en Iquitos, donde yo había nacido. Así que fue una simpática manera de reencontrarme con mis raíces, ya que mi padre fue médico en este hospital, lo cual era algo muy interesante ya que él había fallecido mientras se encontraba de guardia. Entonces había una motivación personal en todo esto. La historia de terror que se cuenta en esta película es al final la historia de padres e hijos, la historia de cómo la idea de perder a un ser querido te afecta mucho, y es precisamente ese aspecto humano lo que convierte a los atacantes dentro de la trama en personas que representan un peligro muy siniestro para con nuestra integridad física y mental. Al final el miedo más terrible por el que pasan los personajes, es el miedo que todos tenemos dentro de nuestro subconsciente: el miedo a quedarnos solos, o morir.
Cuéntenos en lo que usted está trabajando actualmente
Yo creo que a veces tenemos que dar lo que alguna vez recibimos; esa es una filosofía que me ha ido acompañando a lo largo de mi formación como profesional. Esa idea me ha llevado en estos últimos años a dictar talleres de cine en diversas zonas del Perú, talleres de creación donde la gente aprenda haciendo. Personalmente me hubiera encantado que un cineasta viniese y me dijera: sabes que, esto es así, esto es de este modo, etc. Creo que es la mejor forma de incentivar un trabajo que te gusta. Y eso es lo que he estado haciendo durante estos últimos tiempos… Además de eso, he estado trabajando en el desarrollo de mi cuarto libro, que se llama “El ojo de los muertos”, una novela policial con aspectos paranormales en el desarrollo de la trama. La obra gira en torno al universo de las películas, cortometrajes y personajes que alguna vez fui creando a lo largo de mi carrera artística. El personaje principal es un periodista de investigación y toda la historia abarca las investigaciones que él realiza, en las cual están incluidos los sucesos paranormales de ficción con los cuales he venido trabajando a lo largo de mi carrera profesional.
¿Algunas palabras que usted quisiera agregar sobre los problemas en la sociedad, y sobre cómo se va perdiendo poco a poco el sentir del periodismo en estos últimos años?
Espero de verdad que el periodista no abandone la rigurosidad en el análisis y la ética. Tenemos que tener claro que nosotros no somos los protagonistas, sino que muy por el contrario somos los que transmitimos, somos los que reforzamos, somos los que analizamos y facilitamos a que la sociedad entienda la noticia. No somos los protagonistas de la noticia. Hoy todos quieren ser parcelas de ego y vanidad, pero eso no le hace bien a la profesión.