
Algunas obras de arte en el mundo han sufrido ataques. Tales fueron los casos de “La Mona Lisa” de Leonardo Da Vinci, “Dánae” de Rembrandt, “Venus del Espejo” de Diego Velázquez, “El puente de Argenteuil” de Claude Monet, “Iván el Terrible y su hijo Iván 16 de noviembre de 1581” de Iliá Repin, entre otros.
La obra de Repin ganó fama como uno de las más impactantes por la expresión de horror con que aparece el zar Iván el Terrible en el momento que constata haber cometido un acto irremediable, matar a su hijo.
Antes de terminar el cuadro en 1885, Repin dejó constancia de los difíciles momentos a los que se enfrentó mientras avanzaba la obra con las siguientes palabras: “Pintaba por ratos, sufría, estaba preocupado, corregía y corregía lo pintado, escondía el cuadro con decepción enfermiza de mis propias fuerzas, de nuevo lo sacaba e iba al ataque. A menudo experimentaba miedo. Me alejaba del cuadro, lo escondía. A mis amigos el lienzo causaba la misma impresión. Hubo algo que me impulsaba hacía la obra, y yo volvía a trabajar”.
Cuando se organizó la exposición del cuadro en San Petersburgo en 1885, la sociedad experimentó una convulsión sin precedentes. Surgieron de inmediato defensores y detractores del cuadro de Repin. Los ánimos en la opinión pública se exacerbaron al punto de temerse el inicio de disturbios. Se dispuso entonces poner resguardo policial a la galería.
En 1885 el coleccionista y mecenas Pavel Tretyakov adquirió el cuadro para la galería que lleva ahora su nombre, pero su exposición fue prohibida por el zar Alexander III hasta unos meses después cuando dicha orden fue anulada.
El primer incidente ocurrido con la pintura se registró en 1913. El pintor de iconos, Abram Balashov, fanático religioso, atacó el lienzo con un cuchillo cortándolo en tres zonas. Tras este episodio el propio Repin se encargó de restaurar la obra aunque el resultado no fue el mismo. Entonces, los pintores Grabar y Bogoslovskiy borraron el nuevo óleo y recrearon la imagen auténtica a escondidas de Repin.

Después de 105 años la obra de Repin fue atacada nuevamente. Hace unos días un vándalo se acercó al cuadro en la Galería Tretyakov y rompió el vidrio protector con un poste metálico. Coincidentemente, los pedazos de vidrío cortaron el lienzo en tres lugares. El hombre detenido justificó el condenable acto hablando de una protesta contra la “inconsistencia histórica” de la obra.
Finalmente, es necesario aclarar que existen distintas versiones sobre la muerte del hijo de Iván el Terrible. Muchos documentos sustentan que Iván Zarevich nunca fue asesinado por su padre y que murió como resultado de una grave enfermedad. Para Iliá Repin la trama de la obra constituyó una metáfora de los acontecimientos de su época, sobre todo, los relacionados al asesinato del zar Alexander II a manos de un representante de la organización “Naródnaya Volia” y el castigo que siguió a este trágico hecho.