Joaquín Alcalde: “Le hemos visto las costuras al modo de vida urbano”

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Detrás de la presencia de lo rural y de la despoblación en las agendas políticas está el trabajo de muchas organizaciones y colectivos que llevan décadas trabajando en buscar soluciones, reactivando el mundo rural e introduciendo ese debate en la opinión pública y en los programas de todos los grupos políticos. Una de estas iniciativas que llevan años apoyando a los emprendedores sociales en Soria es El Hueco, un espacio promovido por la ONG Cives Mundi, dirigido por Joaquín Alcalde, que lleva más de una década trabajando para atraer talento emprendedor, apostando por la sostenibilidad, el empleo de calidad y el desarrollo económico social y responsable. 

Joaquín Alcalde. Fotografía: Alex Basha

¿Parece que dejamos atrás un año en el que ha cambiado la mirada al mundo rural?

Muchos ciudadanos urbanos, sobre todo jóvenes, nuevos profesionales, los milennials, están buscando un lugar donde vivir en lo rural. Están hartos de vivir malamente en la ciudad, con unos sueldos y unas condiciones de vida precarias. La Covid está ayudando mucho a lo rural. Le hemos visto las costuras al modo de vida urbano. Ahora empezamos a ver de una manera más seria la alternativa de vida en lo rural. En España, probablemente sea el país de Europa donde el sector rural está más denostado. Si te das un paseo por Francia, Inglaterra o Alemania vas a encontrar personas que viven en entornos rurales que son profesionales, empresarios, que viven muy a gusto, que son felices y no protestan ni se quejan de vivir en el mundo rural, viven bien. Saben cuál es su balanza de oportunidades en el medio rural y cuáles en el medio urbano y han elegido vivir ahí. Lo que pedimos a los medios de comunicación, a los comunicadores, a los periodistas, es que transmitan una imagen diferente de la que se ha venido dando del mundo rural. 

¿Seguimos arrastrando muchos clichés negativos sobre el pueblo?

El mundo rural en España tiene un lastre enorme que le ha caído encima durante los años de franquismo y posteriores en el que cualquier persona que se quedaba en el mundo rural o en un pueblo era porque no servía para otra cosa, se queda ahí. Ahora es al contrario, el que se queda en el mundo rural es una persona que ha elegido libremente quedarse a vivir allí. Tiene que tener los mismos derechos, esta es una cuestión que desde El Hueco planteamos muchas veces. El relato que se está generando es un discurso sobre los derechos de las personas, tenemos los mismos derechos los que vivimos en Soria que los que viven en el Paseo de la Castellana. Somos ciudadanos del mismo país, tenemos la misma Constitución y el mismo marco legislativo. 

¿Corren vientos favorables para lo rural?

En este momento, han confluido muchas cuestiones, incluida la Covid, en la que nos están abriendo una ventana de oportunidad para lo rural. Sopla un viento a favor para quedarnos en lo rural. El teletrabajo es una realidad que está ahí ya encima de la mesa y que hace un año éramos incapaces de valorar la potencia que podía tener eso. Todos esos ingredientes juntos auguran un buen futuro para lo rural, siempre y cuando pensemos en que en las zonas rurales es preciso no solo vivir de la agricultura, la ganadería y de la industria alimentaria, sino que es muy importante el poder desarrollar otras actividades económicas desconocidas hasta este momento como puede ser la tecnología, la cultura, el arte o el pensamiento, actividades que en otros países de Europa ya están haciendo. Vamos a invitar a las personas a que desarrollen sus actividades donde quieran, por fin, después de la Revolución Industrial creo que es la primera vez en la que los trabajadores, no todos, pero muchos van a poder elegir dónde trabajar. 

¿También ha existido cierta resistencia en los pueblos al neorrural?

Es cierto que debería haber más colaboración con aquellas personas que vienen a lo rural con un proyecto de vida. No tiene que ser un proyecto mercantil, porque hasta ahora se ha pensado que “si aquí viene alguien y monta una empresa bienvenido sea”. Este señor no va a montar una empresa, va a teletrabajar desde Soria porque su empresa está en Berlín. Tenemos que romper las barreras, y abrirnos a que personas diferentes, con objetivos y modos de vida diferentes a los nuestros, vengan a vivir a los pueblos y generen una una ciudadanía distinta a la que hemos tenido hasta ahora.

En la nueva ruralidad del siglo XXI los ciudadanos seremos pendulares, vamos a estar un a caballo entre el campo y la ciudad, estaremos moviéndonos. Ese es el modelo que se vislumbra. No podemos plantear el debate de la repoblación, o de lo urbano y lo rural como una confrontación, porque nos estaremos equivocando, somos los mismos. 

¿Sigue siendo necesario romper los estereotipos?

Tenemos un problema de relato, los medios de comunicación tienen que ser los grandes aliados de ese cambio de mentalidad. La cultura, el arte, todas aquellas personas que nos ayuden a pensar o a repensar el mundo rural de una manera diferente. No podemos seguir hablando peyorativamente de los pueblos, es lo que nos ha traído hasta aquí, el relato que tenemos sobre los pueblos es heredado del franquismo. Una comunicación que llevamos arrastrando cincuenta años y nos ha hecho hundirnos cada vez más. 

Si mañana en el telediario sale una noticia morbosa, peyorativa sobre un pueblo, al final la gente que no tiene el conocimiento de la vida rural, cuando piensa en un pueblo piensa en un lugar inhóspito. La realidad no es así. En los pueblos se vive muy bien, puedes cometer los mismos errores y los mismos aciertos que una ciudad, ser igual de innovador o no, no es un sesgo. Hay que generar una imagen positiva sobre los pueblos y que todo empiece a fluir.  Con el apoyo de personas del mundo del arte, de la filosofía y de las ciencias. Estoy convencido de que cuando ese relato se consiga crearemos un mundo rural sano, positivo y con futuro.

¿Parece que la despoblación se empieza a considerar un problema de toda la sociedad?

Creo que poco a poco se está consiguiendo. Llevamos muchos años trabajando en esto y, por fin, en estos últimos tres años hemos visto un cambio de tendencia inimaginable. Hace diez años cuando hablábamos de la despoblación rural solo nos interesaba a los de Soria, Teruel y Cuenca, ahora es un problema nacional. Con eso ya hemos conseguido mucho. Hay que pensar que no podemos utilizar las mismas métricas economicistas porque lo rural genera unos beneficios y unas externalidades económicas, que no genera lo urbano, y ahora se están viendo. Todas esas métricas ocultas que nadie ve ni valora y que no se incluyen en los retornos del impacto, están ahí. Invertir en lo rural es invertir en salud, en seguridad y en calidad de vida

¿Compensa vivir en un pueblo?

Cuando se habla de lo rural, “no es que si yo vivo en mi pueblo, no tengo servicios”, la mayor parte de los pueblos, mejor o peor tiene unos servicios, es verdad que son manifiestamente mejorables, lo dice uno de Soria que no tiene casi de nada, ni transporte público, casi no tenemos médicos, ni maestros. Aun con todo eso, sigue compensando vivir en lo rural porque la calidad de vida, los valores que le puedes inculcar a tu familia viviendo aquí, no se los puede inculcar viviendo en Getafe o en Moratalaz, con todo el respeto, porque hay muchos compañeros y mucha gente que vive allí, y tienen que vivir allí porque no queda otro remedio. El que puede elegir, y hay mucha gente que ahora mismo puede elegir, la elección está en lo rural. Haciendo un balance económico y de calidad de vida, siempre vas a encontrar un beneficio viviendo aquí.

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