
El pasado 12 de febrero pude asistir a una de las actuaciones programadas del Festival DPalabra de 2019. En esta ocasión, el narrador era José Luis Gutiérrez, alias Guti.
Llegué con algunos minutos de antelación. Pude observar la marea de gente que entraba y ocupaba, principalmente, los asientos más céntricos de la acogedora sala 2 del Teatro Auditorio de Cuenca. Poco antes de que el espectáculo comenzase, había unos dos tercios del aforo completo. La mayor parte del público eran personas de más de 30 años, aunque variando bastante en ese intervalo.
Llegó el momento de la agradable y divertida introducción. Félix Albo nos recordó el programa del Festival explicando quién protagonizaría cada día, junto a la temática y a la manera de desarrollar cada función.

Guti comenzó su espectáculo narrativo hablando sobre un programa de Radio de Zamora, al que pastores y cabreros mandaban poemas. Esto, fue seguido de diversas anécdotas que vivió con los diferentes narradores originales de los cuentos. Quizá no sea tan importante lo que nos estuvo contando durante la hora y media, sino la forma de hacerlo: cada dato, cada anécdota, cada personaje, cada historia estaba llena de un aire que nos envolvía y nos llevaba al momento y lugar donde se desarrollaba.
Aunque el espectáculo se basó en Guti sentado narrando las historias, el público no pestañeaba para no perder detalle de cómo lo contaba. Con cada una de las anécdotas que añadía, enriquecía al público y a las propias narraciones.
Aunque en ciertos momentos parecía entrar frío a la sala y el público se ponía los abrigos en silencio, el cálido y acogedor ambiente que se creó entre las narraciones de Guti y los espectadores permitía disfrutar del momento sin pensar en lo que estaba ocurriendo fuera de la sala.
Texto de Aurora Timón y fotos de Marta Feiner

