
Este próximo sábado 16 de junio se celebra la tercera edición del Babylon Festival en la Plaza de Toros de Cuenca. En 2016 se estrenaba el Babylon Festival, que surgió como homenaje a la emblemática sala Babylon de la capital conquense, que echó el cierre hace ya más de dos años. La segunda edición llegó en 2017, tras el triunfo de la primera. Llegados a este punto, el festival se ha convertido en el lugar de encuentro de los jóvenes y de los no tan jóvenes que se juntan anualmente de esta forma tan emblemática. Muchos estudiantes de la universidad lo tienen como referente, pues tienen el recuerdo melancólico de aquella sala que llegó incluso a ofrecer un concierto del gran Manu Chao. Javier Guijarro nos ofrece algunas claves para entender al Babylon.
Trece años, nada menos, cumplían Barquín y Guijarro al frente de la Sala Babylon, hasta que anunciaron su cierre final. Suerte que poco después ambos se sumergieron en un proyecto mucho más ambicioso, el del festival. Además, el año pasado ya empezaron las jornadas “Malos tiempos para la lírica”, un ciclo muy variado de conferencias que aglutina a diversos profesionales del mundillo de la música. Este año, por ejemplo, ha llegado a Cuenca Marcela San Martín, de la sala ‘El Sol’ de Madrid. Javier Guijarro admite que este año la participación en este tipo de conferencias ha sido mayor: “Lo que ocurre es que vamos teniendo un poco más de tiempo, y ha sido un éxito, según vamos ocupando esos espacios vamos haciendo algo más, para aportar más a esta ciudad, ¡qué si no, nos sosegamos!”. Lo cierto es que han conseguido que la gente vea las conferencias desde otra perspectiva, pues de eso trata al fin y al cabo la marca Babylon: termina el tiempo, uno se toma una copa con el músico, charla con él…, algo como el tercer tiempo del rugby. Este año el complemento de los coloquios sobre la música y sus heridas ha sido el vino, el perfecto aliciente para la música.

¿Y qué pensarían en 2016?, sobre la difusión que llegaría a tener el festival. Guijarro, sinceramente, no se lo esperaba: “Pensaba que nos iba a costar bastante esfuerzo más atraer a gente”, más aún teniendo en cuenta que ciertamente “la plaza de toros es bastante grande”. Como suele decir: “¡Vamos a pecho descubierto!, o arriesgas o no nunca llegas”. Con elección de los artistas también tuvieron alguna dificultad, por su complicación, y más en una ciudad como Cuenca, en la que no se puede arriesgar mucho. Para la decisión sobre qué grupos entraban se juntaron muchos amigos y colaboradores a los que gustan escuchar: “que si este saca un disco, que si aquel…”, aunque a veces no se puede contar con algunos grupos específicos, o bien por temas económicos o bien por fechas.
La mítica sala Babylón bajó el telón hace ya tres años. Muchos años de intensas semanas de trabajo para completar una de las programaciones musicales de referencia. La sala daba muchas alegrías, pero también mucho esfuerzo. Guijarro admite que lo que están haciendo ahora “lleva mucho curro”, pero no se aproxima a lo que hacían antes. Precisamente por esto, cuando dejaron finalmente la sala, estuvieron varios meses de reposos musical, pero a los pocos meses empezaron a fraguar la idea de realizar un festival que conservara el nombre. Un punto de encuentro anual donde mantener vivo el espíritu Babylon. Una vez al año tampoco les llevaría tanto tiempo organizarlo. Añade que “aquello de la sala llevaba un trabajo brutal, esto es algo puntual al año que también tiene mucho curro, pero no tanto”.
Con esta tercera edición el festival se consolida y presenta una convocatoria más ambiciosa pero sostenible, con el que esperan se trate de un crecimiento notable del festival. Su música apuesta esta vez por el rock y el mestizaje y traerá tanto a artistas consolidados como a artistas emergentes. El Babylon vuelve en su tercera edición con El Canijo de Jérez, La Fuga, Parabellum, La Regadera, Uzak y Sambas Colgadas.

Sobre el Canijo de Jérez, Javier Guijarro nos cuenta que con las primeras veces que hablaron con él bastó, con él contactaron por octubre del año pasado: “Le teníamos todos muchas ganas de ver, y ahora está muy fuerte, lo tenemos en el cartel, nosotros sabíamos que iba a sacar un disco, ya que él tenía muchas ganas del rollo delincuente, un disco rollo ‘garrapatero’, está ahora en un boom de ventas, le va genial, ¡hemos acertado!”. Además, confiesa que durante los años anteriores no habían tenido tanta ayuda institucional: este año por primera vez colaborarán juntos la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la Diputación de Cuenca. El ayuntamiento, a su vez, les ha ofrecido su apoyo una vez más.
La plaza de toros de Cuenca será el recinto como en las ocasiones anteriores. Tiene en total un aforo de 4.000 personas, aunque el año pasado en total se vendieron 2.000 entradas. Les gustaría que el recinto fuese otro, ya que entienden que una plaza de toros no es el mejor lugar para un festival. Javier Guijarro espera que este año se supere este número. Como ha dicho muchas veces, este año tienen que superar la “prueba de fuego”, porque es a la tercera vez cuando decidirán si esto realmente se convierte en algo serio, pudiendo llegar a convertirse en un festival de ámbito nacional.
En cuanto a la situación actual de la música española, Guijarro nos explica que los cachés son habitualmente muy elevados: “Aunque parezca mentira, no paran de subir, cuantos más festivales hay más suben. Los grupos profesionales ya consolidados pueden negociarlo, y además están los intocables…, dentro de la gama que nosotros solemos traer, los cachés se nos disparan”. Y entiende que “para festivales como el Viña sea asumible el riesgo: para nosotros es la vida”. Nosotros trabajamos más con los contactos personales que hemos realizado dudando Ellos tienen la fortuna de haberles conocido, quizá porque han pasado anteriormente por la sala. De todas formas, piensa que, en comparación con el caché que se les cobra a los ayuntamientos, el suyo es menor.
Como sea, este sábado 16 de junio todos los conquenses tienen un compromiso al que asistir. Javier Guijarro lo tiene claro: “Saben que es algo casero, algo familiar, ¡yo sé que vienen aquí porque se encuentran en el festival!
Una entrevista de Laura Higueras y José Antonio Montero. Texto de Juan Jesús Rubio para #makinguclm