Sizzle es la nueva tienda de segunda mano y ropa upcycled abierta en Cuenca que se adapta a la ola de cambio hacia un futuro más sostenible para la industria de la moda. Texto de Marta Cigliutti con fotos de Marta Feiner.

Detectar una necesidad en el entorno social es probablemente el primer paso para emprender en un plan de negocio exitoso, y esto es precisamente lo que hicieron las fundadoras de Sizzle, las hermanas Isabel y Raquel García C. Vallbona. Tras el cierre de la tienda La Casa Amarilla, el año pasado, y las restricciones por coronavirus en los puestos del mercadillo, este año es difícil encontrar ropa de segunda mano en Cuenca. Las dos jóvenes a lo largo de la pasada cuarentena han puesto en marcha su marca de ropa vintage responsable para dar una nueva vida a prendas y tejidos en desuso. Su intención, a parte obviamente trabajar en lo que les apasiona, es concienciar un poco a los conquenses sobre la importancia del Slow Fashion y del Upcycling, dos conceptos recientes de la industria de la moda.
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Isabel Akkin y Rosh PSD son las fundadoras de Sizzle, un negocio familiar. Además de una confianza absoluta a la hora de criticarse, como buenas hermanas, esto supone para las chicas una fluidez en la comunicación y en el intercambio de roles que garantiza al equipo una dinámica muy positiva.
@isabel.akkin ha estudiado gráfica publicitaria en la Escuela de Arte Cruz Novillo de Cuenca, acercándose al tema de la sostenibilidad y concienciándose sobre la contaminación que crea la industria textil. Su hermana la define como “el ojo que todo lo ve”, porque tras tener la idea se ha ocupado de madurar la estrategia del proyecto. «Soy la encargada de elegir las prendas», explica Isa, «me gusta el vintage y siempre me he sentido más identificada con otras épocas estéticas, por esto a veces me cuesta encontrar ropa que coincida de verdad con mi gusto».
@rosh.psd acabó el año pasado la carrera de comunicación audiovisual y ahora vive entre Madrid y Cuenca. En Sizzle se ocupa del diseño gráfico y de la organización de la estrategia de marketing y comunicación, para ordenar temporalmente las ideas efervescentes de su hermana. «A veces soy un poco loca, se me ocurren muchas cosas pero me pierdo con las fechas. Por esto valoro que ella meta caña con el calendario y los plazos», cuenta Isa.
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Si pensamos en nuestros abuelos, que se compraban pocas prendas de calidad al año, y muchas veces las fabricaban ellos a medida a partir de tejidos, nos damos cuenta de cómo han cambiado las prioridades de la sociedad contemporánea. Ahora mismo la gran mayoría de gente compra fast fashion o moda rápida, moda que produce en gran cantidad colecciones inspiradas a la alta costura pero con precios y calidad inferiores. Se trata de prendas con fecha de caducidad, que siguen la ola de lo que está en auge y alienta la gente hacia una constante renovación de armario para estar al paso con los tiempos. Un claro ejemplo de este mecanismo es el grupo Inditex de Amancio Ortega, dueño de Zara, Pull&Bear y Bershka, entre otros.
A nivel nacional las familias españolas se gastan una media de 1.475€ al año en artículos de vestir. Esto es lo que resulta en una investigación del grupo AIS – Aplicaciones de Inteligencia Artificial, especialista en marketing analytics, que gracias a sus indicadores económicos y sociodemográficos Habits analiza en profundidad ciertos sectores del País. La provincia de Cuenca destaca por tener el menor gasto en ropa, que aún así alcanza los 1.060€ anuales.
Las repercusiones que tiene el consumo de la moda rápida se refieren tanto al medioambiente como a los derechos humanos. Como indica ilSole24Ore, “para producir un solo pantalón vaquero es necesario utilizar 3.800 litros de agua, 12 m2 de terreno y 18,3 Kw / h de electricidad, frente a una emisión de 33,4 kg de CO2. Un impacto que adquiere dimensiones impresionantes si se tiene en cuenta que cada año se producen 3500 millones de jeans en todo el mundo. En cuanto al impacto social, además, se estima que la cadena de suministro textil representa la segunda industria más expuesta al riesgo de formas de esclavitud moderna”.
Who made my clothes (quién hizo mi ropa) es una famosa campaña de 2019 del movimiento global para la industria de la moda Fashion Revolution. El desafío, lanzado en las redes sociales con el hashtag #whomademyclothes, era el de conectar a los compradores con los creadores de sus prendas, dispersos en todo el mundo. En búsqueda de una mayor transparencia sobre la cadena de producción de la industria textil, los fabricantes tenían que participar en el reto subiendo una foto suya dentro del lugar de trabajo, con un cartel y un hashtag con la respuesta #imadeyourclothes (“yo hice tu ropa”).
Esta campaña está en línea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8 de Naciones Unidas, que tiene como metas la protección de los derechos laborales y de un entorno de trabajo seguro, así como la erradicación del trabajo forzoso y de las formas contemporáneas de esclavitud.

El modelo de negocio adoptado por Isabel y Raquel en Sizzle entra dentro del Slow Fashion – “moda lenta» – porque aboga por una fabricación opuesta a la masiva, respetuosa de las personas y del medio ambiente. A la vez es un ejemplo de Upcycling, término nacido en la industria de la moda en los últimos años para definir la creación de productos a partir de materiales reciclados, convirtiendo así los residuos en objetos de valor.
Isabel.akkin – Consigo prendas en tiendas y mercados de segunda mano, pero también a través de donaciones. Hace poco una señora mayor, una mujer maravillosa, contactó conmigo porque no sabía qué hacer con todos sus tejidos entonces fui a su casa y estuvimos eligiendo ropa que ahora está aquí en el taller y saldrá a la venta próximamente. Para elegir las prendas reflexiono bastante, porque estamos empezando y hay poco presupuesto. Me fijo mucho en lo que más se vende en las tiendas de segunda mano de Valencia, Madrid o Barcelona, y también en la ropa que se pone en Cuenca ese público al que nos queremos dirigir.
El objetivo de dar una segunda vida a prendas y tejidos en desuso es reducir las emisiones generadas durante el proceso de producción, evitando los costes energéticos de la transformación de plástico, vidrio y otros materiales. A parte de contribuir al bienestar del planeta, además, el upcycling genera productos con un importante valor artístico y una historia de transformación sostenible por detrás.

Rosh.psd – Tenemos que hacer un llamamiento a todo artista local y nacional que quiera colaborar con Sizzle para que nos siga y que se ponga en contacto con nosotras.
Isabel.akkin – Este otoño queremos colaborar con varios artistas para que ellos diseñen su ropa con dibujos e ilustraciones, y luego tengan una plataforma para ponerla a la venta sin demasiada comisión. A partir de Octubre vamos a empezar con la moda upcycling, creando nuevas prendas como puzzle de tejidos distintos en desuso. Se trata de una forma sostenible de crear nuevos productos a partir de materiales que ya existen, evitando generar más residuos textiles.
Y es precisamente ese concepto de puzzle, que suena a Sizzle, a dar el nombre de la marca.
Rosh.psd – La elección del nombre fue una comida de cabeza bastante espectacular, probablemente nuestro momento más crítico. Durante la cuarentena sacamos un listado enorme de ideas, si alguien necesita un nombre comercial y no lo encuentra en Google, lo más seguro es que lo tengamos nosotras. Finalmente se nos ocurrió “Sizzle” y todo encajó perfectamente.
Isabel.akkin – Es una mezcla de “size” (talla, en inglés) y de puzzle. Además encontramos un maravilloso rojo que se llama Sizzling Red (Pantone #ff3855), rojo chisporroteante, y dijimos “ya está, tenemos la mitad del trabajo gráfico hecho”.
El lockdown creó la oportunidad perfecta para madurar el proyecto de negocio, que llevaba dando vueltas en la cabeza de Isabel mucho tiempo, y el 1 de septiembre fue el día del lanzamiento de la marca.
Rosh.psd – El primer día fue caótico en el mejor de los sentidos, nos empezaron a seguir muchas personas con sed de más y compartiendo una opinión muy positiva de la marca.
Isabel.akkin – Se supone que si el lanzamiento no es caótico, hay un problema. Fue un poco loco todo porque teníamos que estar pendientes de las publicaciones, interactuar con los seguidores nuevos, y además estábamos lejos – ella en Madrid y yo en Cuenca – y teníamos que hablar constantemente por el móvil. Fue una experiencia muy divertida, y aprendimos de ella para llevar todo con un poco más de calma en los días siguientes.
Otra carácteristica de la moda rápida que Sizzle quiere derrumbar es la discriminación que hay al rededor de tallas y generos. Cualquier persona que haya pasado por una tienda Oysho o que se haya metido en la página web de Stradivarius sabe que hay una neta distinción entre las prendas masculinas y femeninas, separadas desde el principio por un menú a opciones que te lleva a un sitio u otro. Además, las tallas suelen ir desde la S hasta la XL, con lo cual es extremadamente difícil para cuerpos que no cumplen perfectamente con la idea social de perfección encontrar un modelo que se adapte a su forma. Un chico alto y flaco, por ejemplo, puede tener problemas a la hora de encontrar pantalones que le vistan bien, porque las tallas pequeñas no alcanzan la longitud de sus piernas, mientras las tallas grandes le quedan demasiado anchas.
Rosh.psd – La filosofía que queremos llevar a todo es un poco la ausencia de limitaciones y barreras. Le damos muchísima importancia a la ropa agénero, probablemente en el futuro la página web ni siquiera va a tener las categorías de chico y chica, nos da igual.
Isabel.akkin – Está bien saber si el patrón de la prenda está más pensado para cuerpos masculinos o para femeninos, pero creemos que las marcas no son quién para decidir quién se la pone o no. Cualquier persona que se meta en nuestro feed va a ver que hay tallas desde una S hasta una XXXL. Muchas veces la gente de tallas muy grandes o muy pequeñas, como la gente muy alta, tiene problemas para encontrar ropa que le valga, nosotras queremos que todos tengan prendas chulas.
A un mes de distancia del lanzamiento de la marca, el balance de las chicas es muy positivo. Se puede fácilmente comprar en Sizzle a través de la página Instagram (@sizzle.vintage), donde se encuentran también todas las indicaciones sobre la venta y las medidas de seguridad por coronavirus. Además el taller, precioso en cada mínimo detalle, está abierto a las visitas (tras cita previa) cada miércoles de 17:00 a 20:00 de la tarde en Cuenca (España) en Camino de El Terminillo, Km 2 (Centro de Empresas). Es posible contactar con las chicas también por correo (hello.sizzle@gmail.com) y número de teléfono (695 942 734). Además de comprar o alquilar ropa, cualquiera puede donar prendas en desuso y obtener descuentos en la tienda. Finalmente a partir de este otoño cada artista es bienvenido en Sizzle para colaborar con Isa y Rosh en la creación de nuevas increíbles colecciones.