
Una mesa con siete participantes. Diferentes generaciones sentadas cara a cara. Nervios y muchas ganas de compartir pensamientos, historias, sensaciones melancólicas y un abundante apetito de continuar con nuestra lucha. Pero no una lucha que empuñe cuchillos y rifles. Nosotras luchamos con la voz, con las acciones, con las ganas. Así, siete mujeres se lanzaron a opinar sobre la visión personal de cada una de ellas del papel de la mujer de la sociedad. Aprovechando la mezcla de generaciones, la finalidad primordial de esta charla fue analizar cómo el paso de los años ha desarrollado cambios a la hora de la identidad de la mujer.
¿Quiénes éramos y quiénes somos? Éramos sumisas. Ahora queremos ser libres. Uno de los temas que se trataron en esta charla fue el cambio que ha supuesto la figura femenina con el paso de los años. Dependencia o sumisión son algunas de las palabras que definieron cómo se encontraba la mujer años atrás. ‘’Sí, hemos avanzado, pero según desde qué punto de la historia empieces’’, aclaraba una estudiante de primero de periodismo.
Actualmente, la mujer tiene voz propia para decidir qué quiere hacer con su vida. Acción propia para trabajar, y hacer todas las tareas que años atrás eran vinculadas directamente con el carácter masculino. Pero aún existen muchos temas por los que luchar, ya que, si estuviera todo resuelto, no saldríamos a las calles. Entre ellos la censura del cuerpo de la mujer (y no la del hombre) en diversas redes sociales como puede ser Instagram. Vivimos en un mundo en el que es necesario concienciar de que todos tenemos lo mismo que los otros. Que un pezón femenino aparezca en una fotografía debería de pasar a ser algo alarmante, a algo común.
Podemos apreciar evolución en otras vías como puede ser la ropa y la forma de vestir. ‘’Cuando se habla de avance, se habla de generaciones. La generación de mi abuela, la de mi madre y la mía. Un mismo modelo para las tres épocas, tres pensamientos totalmente diferentes. Ahí está parte del avance’’, aclaraba otra de nuestras participantes.
Otro de los temas que dieron revuelo fue el de los estereotipos prefijados sobre la mujer desde años atrás. Mujer ama de casa, mujer femenina, mujer al cargo completo de sus hijos. Todas las participantes estuvieron de acuerdo en que se consideran mujeres independientes. Ninguna figura femenina debe estar obligada a ser dependientemente económica. Pero quizás sea más preocupante la dependencia emocional: ‘’es decir, necesito a una persona más fuerte con la que soportar, o que me apoye. Creo que esa es la dependencia más peligrosa’’, aclaraba la profesora de Espacu, integrante de la mesa. Una nueva generación de mujeres se siente fuerte y capaz de luchar para conseguir cambios, para conseguir una igualdad entre ambos géneros.
Cambiando el hilo, el patriarcado machista es una de las primeras preocupaciones para las mujeres. Reconocemos e identificamos su existencia, sobre todo en generaciones pasadas. En la mayoría de las familias se puede apreciar la figura del patriarca, por leve que sea. ‘’Es una realidad, sobre todo si tus padres son de una cierta edad, que han nacido en una generación, como que viene un poco establecido. Es lo que les han enseñado’’, aclaraba otra alumna de 4º de periodismo. Es por lo tanto dónde reside aquí la importancia de la educación desde tempranas edades, enseñando igualdad, respeto y tolerancia. El siglo XXI es el momento para terminar de una vez por todas con la figura del patriarca, pasar de ser una idea estable en una generación, a un tópico para otra. Esto sólo se conseguirá reivindicando lo que somos, y es que no somos ni más ni menos que nadie. Reivindicamos la igualdad, no la superioridad ante nadie.
Por último, no pudo faltar en la mesa una breve opinión por parte de las participantes sobre la evolución de la música, a la hora de hablar de la figura femenina. Se está descuidando a la lírica, el contenido que más vitamina ofrece a las melodías, por la crudeza. Existen ya numerosos casos de denuncias a diferentes canciones por la manera de dirigirse hacia la mujer, tratándola en la mayoría de los casos denunciados como materia sexual y de consumo primordialmente.
Siete mujeres. Sólo siete mujeres hicieron falta para reflejar los cambios que se están produciendo en la sociedad. Para tachar lo que no queremos en nuestra vida y alzar nuestras voces, unidas y libres, para conseguir una igualdad. Como bien se despidió Ana María Pérez del Campo en su entrevista al inicio de Femenina Plural, ‘’no se puede ser mujer y tener miedo. Nosotras las mujeres podemos parar el mundo, dar vida al mundo y acabar con el mundo. Vosotras sois la continuidad de la lucha que empezó hace ya tres siglos’’.
Texto de Sandra López Merlo.