El Petate, un ragazo ancestral de México

“Vendedor de petates” por Diego Rivera

La cultura mexicana, al igual que muchas otras, se ha caracterizado por convertir a sus recursos naturales en una gran variedad de artesanías y artefactos con una profundidad simbólica admirable.
Tal es el caso del petate, un tejido hecho con fibras de palma elaborado con tal maestría, que es considerado como una tradición milenaria de la cultura popular. El origen de la palabra viene del náhuatl petatl, y su uso principal es el de un tapete o estela. Ya lo mencionaba Bernal Díaz del Castillo en sus crónicas de la conquista española, plasmadas en el libro Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España:

“Pusieron en el suelo unas estelas, que en esta tierra llaman petates”.

Es así pues, que la importancia del petate se remonta a la época prehispánica, en donde diversas culturas ya entintaban de simbolismos a este artilugio. Para la civilización Anahuaca, este objeto poseía tal valor, que únicamente los gobernantes tenían derecho a usarlo. Además, era utilizando este objeto como las civilizaciones precolombinas hacían sus aras a los muertos.
Pero su simbolismo no solo permaneció en las civilizaciones prehispánicas. En la Sierra de Oaxaca encontramos al petate como un indicio de estatus social, pues las familias que más petates poseen son aquellas que difícilmente padecerán hambre. En cambio para los zapotecas, el petate es un elemento dentro de su ciclo vital; es el lugar en el que los sueños nacen, en donde la muerte y la vida se alumbran y en donde las mujeres se arrodillan a moler una de las principales fuentes de vida: el maíz.

Mujer Chontal elaborando petates. Fuente: Mediateca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), México. Nacho López (fotógrafo)

Diversos grupos étnicos perpetuaron esta tradición, siendo hasta el día de hoy uno de los principales elementos del altar en la ya mundialmente conocida tradición mexicana del Día de Muertos. Actualmente, en vísperas de esta celebración tradicional (1 y 2 de noviembre), se utiliza al petate dentro del altar como un símbolo del descanso de las ánimas, además de ser la mesa principal para la ofrenda de alimentos.

A través de la sencillez del petate encontramos una relación profunda entre la vida y la muerte, resguarda celebraciones y une almas y cuerpos. A pesar de que ya no se encuentra tan presente como antes en los hogares mexicanos, el petate sigue siendo en la memoria mexicana un potente símbolo de la vida, pues aquí los ancestros nacieron, soñaron, comieron, murieron y no obstante con ello, fueron también capaces de trascender la muerte y llevarlo por el mundo.

Familia Chontal tejiendo petates. Fuente: Mediateca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), México. Nacho López (fotógrafo)

Este artículo de Dulce Moctezuma se publicó también en el número 4 de la revista digital Rasgos Magazine.

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