El ojo olímpico no es otra cosa que la observación de los lugares que escapan a la humanidad, como el recorrido de los recovecos de la propia vida. Es, como dice Adrián Mena, “ver Babilonia en la periferia del ojo”, lo que puede reflejarse desde la imagen de un mendigo sentado en el centro de una terraza, pasando por los guantes de fruta que se mueven en el aire o en los errores informáticos de los carteles. Desde el misterio y la observación, así como se crea una pintura, se crea también este nuevo recorrido del pintor.
“Pintar seguro que tenía alguna explicación pero no la necesitamos” es una de las mil premisas sin resolver con las que trata de situarnos y situarse en una reflexión desde la cotidianidad hasta lo más elemental, en grandes lienzos que ocupan, o visten, la capilla en la que se ubica el espacio artístico Lamosa Lab.
Para esta entrevista, sin palabras habladas y en su lugar, escritas sobre papel, sin miradas, como en un juego de cartas, escribimos sobre un A4 acompañados de una lista musical llena de escritores, desde Bill Callahan, Matthew Houck o Ian Curtis. Escribir sin escribir, pintar sin pintar.
Pregunta: Si la exposición no va de pintar, ¿de qué va?
Respuesta: Va de pintar y tampoco.
P: Porque pintar es como escribir, un poco visceral, ¿no?
R: El otro día vi a una artista contemporánea, hiperbecada, lo que hoy viene a ser: como Dios manda. Es decir, pura moda, bueno pues vi que decía que sabía cuándo una foto era arte porque era “hipervisceral”, todavía estoy aguantando una arcada.
P: Porque se inventan muchos términos pero nadie hace caso de la RAE. ¿Cuál es tu RAE de la pintura?
R: Pintar es una forma de no hablar, la RAE es el mosquito que se queda pegado a una pintura cuando todavía no está seca.
P: Pero la institución está en cada uno. ¿Qué pasa con Faulkner? Está en uno de los cuadros de tu exposición.
R: Faulkner no está en un cuadro. Faulkner no está en un libro. Faulkner es la cosa más anodina que ocurre donde no miras. La institución o leviatán, no puede verme, ni verlo.
P: ¿Era folclórico? Porque preguntarse y reflexionar desde lo más profundo arrastra raíces y tú gustas de ese folclore.
R: Integrales, definiciones, la respiración y el ritmo de la sangre…cumplo cada día con sus leyes y sin embargo, las desconozco.
P: Total, que como decía Miquel Barceló, es hacer casi siempre cosas en vano.
R: Genios así, que son siempre urondos, y por sí mismos llamados genios habría que devorarlos escupiendo cada trozo sin tragarlos. BARCELÓ CON COCA COLA.
P: Antes tirabas piedras. ¿Ahora las recoges?
R: Pues curiosamente vengo de abrirme la cabeza contra una piscina. No deja de ser la tierra la piedra más grande.
P: ¿Estás bien? ¿O te ha abierto la caja de pandora romperte la cabeza?
R: Sólo ha sido otra lección. Una persona es imbécil no por no saber, sino porque se cree más listo de lo que es.
P: Muchos imbéciles pintan y tienen exposiciones, a esa gente qué puedes decir con la pintura, además de insultarlos pictóricamente? (como en una de las pinturas de la exposición)
R: Voy a explayarme, en honor de nuestros hermanos, somos máscaras y nunca hay que volver con la máscara con la que te fuiste. Tótems para la cara, y ahora necesitamos figuras de reyes o partidos. Grandes caídas para ocultar que quienes nos han humillado han sido familias amigas, parejas y nosotros mismos. Eso es lo que ahora puedo decir. De hecho esta máscara ya me está apretando.
Después de recorrer caminos que bien conoce a través de sus últimas exposiciones “Lo que se de las piteras” y “Lo que sé de los vampiros”, el propio trabajo pictórico trata de reflexionar sobre sí mismo en “El ojo olímpico”. En una exposición que aparece como broche de cierre temporal, en la situación de incertidumbre de la galería Lamosa Lab. Se puede disfrutar en sus últimos días hasta el 23 de agosto en horario de 5:30 a 8:30.
